En Uruguay, un total de 1.800 personas son diagnosticadas con cáncer de colon o recto anualmente y de ellos mueren el 55%., según datos del Registro Nacional del Cáncer.

Las autoridades nacionales que trabajan en este tema también están desarrollando las Guías de Práctica Clínica de Detección Temprana del Cáncer Colo-rectal y en ellas se hace énfasis en consideran que el tamizaje poblacional de personas “sanas” entre 50 y 75 años va a permitir un diagnóstico en etapas precoces.

El Dr. Eduardo Fenocchi, Jefe del Centro de Cáncer Digestivo y Coordinador del Programa, puntualizó que “la mayoría de los pólipos y un número importante de pequeños tumores pueden ser curados mediante endoscopía si son detectados en etapas tempranas”.

Según datos del Registro Nacional de Cáncer de la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer, considerando ambos sexos, el cáncer colo-rectal es el segundo tumor más frecuente en el adulto (90% en mayores de 50 años). Su mortalidad sigue siendo muy alta, dado que 6 de cada 10 pacientes llegan a la primera consulta con una lesión maligna avanzada de gran tamaño, lo cual puede requerir de tratamiento quirúrgico, radiante y/o farmacológico. El 20% de ellos puede tener metástasis.

 

La enfermedad

El sistema digestivo está formado por varias partes diferentes, empezando por la boca, pasando por el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso o colon, el recto y terminando en el ano.

El colon y el recto poseen la función de absorber agua y transformar la masa de alimentos ingeridos y no aprovechados por el cuerpo, en heces para que sean eliminados.

En el colon o el recto, se pueden desarrollar pólipos de tipo adenomatoso que crecen desde la pared hacia la luz del intestino; no todos, pero algunos de esos pólipos benignos, con el paso del tiempo, es posible que sufran transformaciones malignas y evolucionen al cáncer.

La detección temprana de la enfermedad garantiza más de un 90% de sobrevida. De todas formas, solo el 10% de los casos se detecta precozmente.

Por ello es muy importante detectar el cáncer en fases tempranas y también estos adenomas, de forma de ser resecados mediante endoscopía, previniendo de esa forma su malignización. Si un pólipo no es removido del intestino, tiene la posibilidad de convertirse en maligno (canceroso).

Tanto los pólipos como los tumores sangran en pequeñas cantidades, por lo cual si detectamos ese sangrado mediante test adecuados, estaremos descubriendo a una persona que posiblemente esté desarrollando esta enfermedad.

Cuando el cáncer colo-rectal se detecta en fases avanzadas, será necesario aplicar tratamientos más complejos y los resultados pueden no ser tan eficaces. Por otro lado, el tumor puede invadir o perjudicar tejidos y órganos próximos o liberar células que se propagan para otras partes del cuerpo (como el hígado y el pulmón), donde nuevos tumores se forman. La expansión del cáncer colo-rectal para otros órganos se llama metástasis. Una vez que esto ha ocurrido, los porcentajes de curación son menores.

Por otro lado, existen diferentes factores de riesgo, que hacen posible o facilitan su desarrollo, dentro de los que se destacan: la edad (mayor de 50 años), la historia familiar con 1 o más parientes afectados, la alimentación pobre en fibras y rica en grasa, fundamentalmente la ingesta de carnes con alto contenido de grasa cocida directamente a temperaturas elevadas (parrilla, fritas, etc.).

(Datos, imagen e invitación de Laboratorios ROCHE)