Para el mes de octubre se anuncia la aparición de un libro que seguramente, servirá para muchos tele-adictos. Se llama «Tu y tu cerebro viendo la tele» de John Sachet. En el mismo quedaría demostrado diversos experimentos, nuestro cerebro intercambia actividad de su hemisferio izquierdo al hemisferio derecho. De hecho, mientras vemos la televisión, la actividad del hemisferio derecho puede llegar a duplicar a la del izquierdo, lo cual es una anormalidad neurológica en toda regla.

El intercambio de actividad de un hemisferio a otro produce una reacción química en nuestro organismo, provocando la liberación del opiáceo natural de nuestro organismo, la endorfina, que contienen beta-endorfina y encefalina. La endorfina es estructuralmente idéntica al opio y sus derivados, como la morfina, codeína, heroína…).

Las actividades que producen la liberación de endorfina a nuestro organismo crean dependencia, nos habituamos a ellas porque nos gustan. Son muchas estas actividades, como los deportes extremos o agotadores, el orgasmo… Los opiáceos externos, las drogas que podemos consumir, actúan sobre los mismos receptores que las endorfinas, con lo cual, en cuanto al efecto que surten éstas en nuestro organismo, en comparación con el que crea otro opiáceo, no hay prácticamente ninguna diferencia. (Ojo: no confundamos el efecto de placer con las consecuencias que tiene el consumo de drogas!).

De hecho se ha demostrado que los televidentes, incluso los ocasionales, sufren una suerte de síndrome de abstinencia si dejan de ver la televisión durante un periodo prolongad