Cuando terminamos una relación, nuestras emociones se enredan y podemos volvernos las personas más explosivas o las más depresivas del mundo y aunque no lo creas, desde el primer instante en el que sientes que tu corazón se rompió, tu cerebro ya se puso las pilas para equilibrar tus emociones y poco a poco te sientas mejor.

Cuando estás enamorado, tu serotonina aumenta y tu corazón bombea la sangre más rápido pero la realidad es que el amor no va de la mano del corazón, sino del cerebro.

Según la neuropsicóloga Stephanie Ortigue, el amor es un proceso cognitivo y muy sofisticado que se produce en la parte izquierda del cerebro, zona donde se forma la imagen que la persona tiene de sí misma, o sea, donde se encuentra tu seguridad y autoestima.

“Cuando nos enamoramos perdidamente, se activa una red neuronal denominada “sistema de recompensa cerebral”, la cual está asociada con la motivación, el placer, la gratificación emocional y el intenso deseo”, dice Facundo Manes, neurólogo y neurocientífico argentino.

Cuando te rompen el corazón, sentimos un vacío total que nos lleva a la depresión, una situación traumática no sólo afecta al cerebro sino para todo el cuerpo. Y aunque no lo creas, cuando te desenamoras, el cerebro sufre el mismo proceso que cuando te enamoras, solo que a la inversa, ya que se activan las mismas reacciones neuronales.

Existen estudios que revelan que esta sensación genera adicción y ansiedad por estar con alguien.  Esto significa que, además del gran dolor que genera la pérdida del amor, la persona sigue sintiendo una intensa obsesión por quien no le corresponde.

El cerebro libera hormonas del estrés que pueden afectar a la actividad normal del sistema digestivo o el corazón y se debilita el miocardio, una respuesta física al estrés severo. Esta afección llamada “miocardiopatía de takotsubo” puede desencadenar la muerte.

Pero calma, recuerda que tu cerebro hará lo imposible porque vuelvas a sentirte bien y recuerda, el “duelo del desamor” es un proceso natural por el cual una persona debe pasar para afrontar la situación y reponerse sanamente.