Por Gonzalo Hernández Waller 
@gonzalohw

Es joven, intrépida, rebelde y tremendamente irritante. Así se presenta en los primeros capítulos Sophia Marlowe, la protagonista de Girlboss, la nueva serie de Netflix estrenada el pasado 21 de abril. Y en estas características reside lo atractivo del personaje: es una mujer joven que se rehúsa a aceptar la vida que el mundo supuestamente le tiene preparada y, en cambio, quieres construir la suya propia convencida de que ella le puede decir al mundo cómo se tiene que comportar, y no al revés.  

La ficción está basada en la autobiografía de Sophia Amoruso (33 años), y narra los sucesos que la llevaron a fundar Nasty Gal, una tienda online de ropa “vintage” con la que llegó a facturar más de 100 millones de dólares al año para lograr colocarse en la lista de las personas más ricas según la revista de negocios Forbes.

Pero esto no fue nada fácil para Sophia: tuvo una infancia complicada, una madre ausente, un padre empeñado en desbaratar sus sueños y una necesidad de libertad tan fuerte que la llevó a comer de la basura, e incluso robar, con tal de no depender de nadie. Si bien es cierto que la serie no es del todo fiel a la historia real (de hecho, al comienzo del primer capítulo se nos dice de forma directa que “lo que sigue es un recuento vago de sucesos verdaderos… realmente vago”), las principales líneas argumentales si son reales, y se agregaron tramas naturalmente necesarias para que la serie funcione y atrape. Es verdad que Sophia Amoruso encontró un bolso de Channel en un mercadillo de ropa de segunda mano, lo compró por 8 dólares, y lo vendió por 1000.

Es una serie producida, creada y protagonizada por mujeres. Su creadora, kay Cannon, expresó en una entrevista con Vanity Fair que quería encontrar una historia que hablase sobre una mujer que no es perfecta porque es un tipo de historia que no se ha contado en televisión.  Pero hacerlo no fue fácil ya que no había cadenas interesadas en una historia así. Hasta Netflix. Charlize Theron, productora del show, expresó que “ahora la audiencia podrá ver a mujeres de verdad en toda su complejidad”. Y está claro que mostrar esa complejidad es un objetivo de la serie, aunque no está tan claro si lo consigue o no. En su intento de construir un personaje complejo, termina ofreciendo, en los primeros capítulos, una chica que exaspera al espectador y uno termina sintiendo rechazo, y hasta odio, por ella (para esto ayuda mucho su risa que, ya sea natural de Britt Robertson, la protagonista, o una risa elaborada para el personaje, es molesta). También es verdad que su convicción y su objetivo nos mantienen enganchados porque, pese a no empatizar con ella al principio, su empuje nos contagia y al final queremos que logre su cometido.

La serie cuenta con varios personajes secundarios que se roban la atención. Ellie Reed interpreta a Annie, la mejor amiga de Sophia. Es quien la baja a tierra y le pone los puntos sobre las íes. Melanie Lynskey (conocida por interpretar a Rose en Two and a Half Men) es una vendedora y fanática de ropa vintage. Es un personaje interesante y clave en el desarrollo profesional de la protagonista. También están  Lionel, su vecino que siempre está dispuesto a ser su cómplice en sus fechorías, el padre de Sophia (interpretado  por Dean Norris), que quiere una vida más tradicional para su hija y le pone trabas a sus planes (más por la natural preocupación de un padre que por ser malintencionado), entre otros, que llenan de color y diversidad al show.

En resumen, la serie es una montaña rusa. Tiene un comienzo lleno de adrenalina, pasa por algunos pozos en donde se hace lenta, pero logra salir por la fuerza de su historia. Es una serie buena en general, divertida en la mayoría de los capítulos por obra y gracia de sus personajes secundarios, con algunos capítulos particularmente bien logrados, como por ejemplo uno en el que un grupo de fanáticos de la ropa vintage discuten en un blog sobre Nasty Gal. La forma en la que se recrea la conversación virtual como si tuviera lugar en una mesa con todos los participantes sentados en ella es muy ingeniosa y uno de los puntos altos de la serie.

Está dicho. Si están buscando un nuevo programa con el que pasar las horas, Girlboss es una buena opción. Una mejor opción incluso es acordar mirarla entre varios en un grupo de amigos para luego discutir sobre si Sophia merece ser aplaudida como empresaria o juzgada por su moral cuestionable.

Escuchá la columna de Gonzalo Hernández Waller en Creer o Reventar:

 

Mirá el trailer de Girlboss: