¿En competencias como Masterclass, se busca alcanzar el sueño del niño o los sueños de los padres?
El lunes pasado iniciaba una nueva ronda de selecciones para participar en la competencia televisiva de canto para niños Master Class. Pero los padres con sus hijos ya estaban acampando para entrar desde las 21:00 horas del día anterior.
¿Qué moviliza a familias enteras para participar en un concurso de canto en un medio donde no hay una industria musical?
¿Es la oportunidad de un futuro mejor o una fantasía de proyección personal?
Proponemos la disección semiótica de un sueño eterno.