Por Gonzalo Hernández Waller (@gonzalohzw):

Estoy en el cine. Es domingo de noche y me vine solo a ver una película uruguaya. Lo hice medio por obligación para preparar esta columna, aunque admito que no es la primera vez que voy al cine solo un domingo por la noche: se disfruta mucho más de lo que uno podría suponer. Como decía, estoy en el cine, sentado en una butaca, y acaba de terminar la película. Un padre, sentado a mi derecha, se saca los lentes y se seca las lágrimas con la manga de la camisa. Me detengo en esa imagen y pienso que ilustra a la perfección lo que es Mi Mundial.

La película, basada en el libro homónimo de Daniel Baldi, cuenta la historia de Tito (interpretado por Facundo Campelo), un adolescente que juega maravillosamente al fútbol. Tito vive en Nogales, un pueblito del departamento de Colonia, y es la estrella de su cuadro. Con sus gambetas y calidad logra que su equipo sea campeón y se convierte en la sensación del pueblo. La destreza de Tito vuela por los aires y despierta el interés de un cazatalentos, quien se lo lleva a Montevideo con la promesa de un futuro lleno de prosperidad. De origen humilde, el chico se desorienta ante tantos cambios y pronto se encuentra metido en un mundo para el que no está preparado y tiene que lidiar con las alegrías y sinsabores que tiene el fútbol y que afectarán a sus padres (interpretados por Néstor Guzzini y Verónica Perrota) y a todo su entorno.

La ópera prima del director uruguayo Carlos Morelli reúne a grandes actores, además de los ya mencionados: Entre otros, actúan Candelaria Rienzi, quien interpreta a Florencia, amiga e interés amoroso de Tito, Marcel Keoroglian, el brasileño Roney Villela y, para que quede claro que la película es uruguaya, César Troncoso y Jorge Bolani. Y las actuaciones son un punto alto: Guzzini logra una de sus mejores interpretaciones junto con su desempeño en Mr. Kaplan. Por su parte, el protagonista, Campelo, encarna muy bien a Tito, un muchacho al que las cosas lo sobrepasan, y demuestra su potencial al momento de agarrar la pelota. Tengamos en cuenta que Facundo juega al fútbol en las formativas de Montevideo Wanderers y es ahí donde destaca, y aunque podríamos perdonarle altibajos en su interpretación, no es necesario porque cumple con nota. Llamó mi atención en particular el trabajo de Rienzi: realiza una performance muy convincente y sus frustraciones y decepciones con Tito nos tocan y nos mueven. Cuando ríe con nerviosismo nos contagia y nos hace cómplices de sus alegrías. No sería raro que veamos más de Candelaria en futuras producciones uruguayas.

En cuanto a los aspectos técnicos, la película está muy bien lograda. Tiene una fotografía simple y cuidada y el sonido, salvo algunos solapamientos en cambios de escena, en donde el recurso de hacer que el sonido aparezca antes que la imagen de la próxima escena no está del todo resuelto, también es muy bueno. Destacan las secuencias de fútbol. Se nota un trabajo especial para los momentos en los que Tito agarra la pelota y comienza a eludir rivales, que es lo que mejor hace. El seguimiento lateral de los pies de Tito le da mucho dinamismo a las escenas y las cámaras en mano nos ponen junto a él en la cancha y le brindan espectacularidad a las piruetas. Quizá debería haberse pensado alguna variante para alguna de estas escenas de fútbol, ya que son varias y todas similares, y los planos cerrados, si bien nos ponen, como mencionamos antes, al lado de Tito, hacen que se pierda un poco la dimensión de sus jugadas. Salvo mínimos detalles, las secuencias son muy buenas y la continuidad, difícil en este tipo de construcción, está muy cuidada.

Si bien la película está basada en el libro de Daniel Baldi, hay alunas diferencias con respecto a este. Se transforma el prólogo del libro (escrito por Diego Lugano) y se adapta para la trama de forma muy interesante. Por otro lado, se inventan personajes para desarrollar mejor la historia, como es el caso del padre de Florencia, interpretado por Troncoso, o un amigo de Tito. En el libro, su única amiga es Florencia. Además, el representante de Tito en la película es brasilero, detalle que cambia con respecto al libro. Hay otros detalles que no son fieles a la obra de Baldi pero que no hacen mecha en la esencia de la misma, sino que son meros recursos necesarios para la adaptación en la gran pantalla (no los voy a comentar para no arruinarles la película).

Mi Mundial es una historia universal que pone en el tapete las vivencias de muchos niños uruguayos (y probablemente de otros países) que sueñan con ser jugadores profesionales de fútbol y por esto es interesante. Es educativa y emocionante en partes iguales, y la moraleja es simple pero necesaria. Es recomendable para los niños, porque verán una historia divertida y podrán sentirse identificados con alguno de sus personajes, y es recomendable para los padres, porque muestra una realidad que muchos pueden llegar a vivir y para la cual hay que estar preparado. O simplemente puede interesarles para pasar un lindo momento en familia y, tal vez, terminar secándose alguna lágrima que se escapa, traviesa. Muchas veces se suele decir que hay que ir a ver películas uruguayas al cine para apoyar lo nuestro; en este caso, hay que ir a ver esta película uruguaya porque, más allá de ser uruguaya, es una gran película.

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Trailer de la película: