Fidel Castro Ruz, el hombre que marcó la vida cubana y uno de los que más influyó en la de Latinoamérica durante medio siglo, nació el 13 de agosto de 1926 en Birán, Cuba, en una familia de inmigrantes españoles de clase media dedicados a la producción azucarera. Educado por los jesuitas, rápidamente se destacó por su capacidad de oratoria y su rebeldía. En 1945, ingresó a la Universidad de La Habana y allí se recibió de doctor en Derecho Civil y licenciado en Derecho Diplomático.

En 1951 se casó con Mirta Díaz Balart, con quien ya había tenido un hijo, Fidel Castro Ruz Balart, en 1949. Ese mismo año asumió la dirección del Partido Ortodoxo, que fundó con Eduardo Chibás.

Un año más tarde, ya con Fulgencio Batista en el poder, acusó al gobierno de facto de violar la Constitución. Alzado en armas, el 26 de julio de 1953 atacó el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, así como el de Bayazo. El operativo “fue un fracaso” y terminó con la mitad de los atacantes muertos. Fidel logró huir pero fue apresado y sometido a un juicio en el que asumió su propia defensa y, condenado a 15 años de prisión, pronunció su famosa frase: “La historia me absolverá».

Recluido en la Isla de Pinos, en mayo de 1955 obtuvo una amnistía presidencial que le permitió exiliarse en México. Allí reagrupó fuerzas, recaudó fondos para una incursión a Cuba y su hermano menor, Raúl Castro, le presentó al argentino Ernesto Che Guevara, con quien planeó el desembarco en la isla y el inicio de un foco guerrillero en Sierra Maestra.

El 25 de noviembre de 1956 Fidel, su hermano Raúl, el Che y alrededor de 80 hombres viajaron en el yate Granma a Cuba. Los servicios de inteligencia habían alertado a Batista, que dispuso el envío de tropas para evitar el desembarco. Los pocos sobrevivientes se reagruparon y se internaron en Sierra Maestra, desde donde iniciaron una legendaria resistencia que poco a poco ganó apoyo en la sociedad. El 1º de enero de 1959 entraron en La Habana y Fidel fue nombrado primer ministro y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

Resistido por la entonces Unión Soviética, que no veía con buenos ojos la Revolución, y por Washington, que quería desembarazarse de Batista pero rechazaba el proceso de expropiación y nacionalización de latifundios y empresas, Fidel prometió elecciones en breve y se concentró en las políticas de salud, educación y reforma agraria.

El 3 de enero de 1961, Cuba y Estados Unidos rompieron relaciones diplomáticas y el cubano se metió de lleno como protagonista de la Guerra Fría. El entonces presidente John F. Kennedy impulsó una incursión en la isla de un grupo de exiliados cubanos que fue rechazada en Bahía de los Cochinos. Fue entonces que Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución y en diciembre se declaró marxista leninista. Washington, en represalia, impuso un bloqueo comercial que dura hasta el presente.

Posteriormente, Fidel fue ratificado varias veces como secretario general del Partido Comunista de Cuba. A lo largo de casi medio siglo de historia fueron surgiendo grupos opositores que critican la política de derechos humanos y las restricciones a la libertad de prensa en la isla. Mientras tanto, y en silencio, miles de cubanos huyeron por mar a las costas estadounidenses.

Sin embargo, Fidel siempre evitó hablar de una transición. Sobreviviente de atentados y objetivo de intereses cruzados, el líder cubano llegó a su vejez al frente de la Revolución y recién delegó el poder cuando -jaqueado por una complicada convalecencia tras una cirugía intestinal- le resultó imposible ejercerlo. La muerte, finalmente, lo encontró sin el mando pero atento a las decisiones de su hermano Raúl en el gobierno.

 

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