Los días con sensación térmica por las nubes tienen, además de la obvia incomodidad que genera el calor, un riesgo extra y siempre latente. Porque en cualquier momento y sin previo aviso pueden aparecer las odiosas aureolas de transpiración, que llevan a derribar la mejor imagen y el look más prolijo y esmerado.

Pero, por suerte, hay tratamientos que llevan más confort a quienes tienen un exceso de  sudor en axilas (hiperhidrosis) o mal olor (conocido como bromhidrosis u osmidrosis). Acá te contamos algunas de las opciones propuestas por los médicos dermatólogos.

Desactivación de las células sudoríparas. Al aplicar altas dosis de calor en diferentes niveles de profundidad de la piel, se logra detener la generación de líquido, causante del sudor y del mal olor. La ventaja de la técnica es su comodidad. Porque, al ser un tratamiento no invasivo, no requiere intervenciones quirúrgicas ni inyectables. Durante el proceso, el paciente siente una acumulación progresiva de calor en la zona, sensación que resulta muy llevadera.

– Bloqueo con bótox.  Requiere de la aplicación de esta sustancia, que tanto se usa en estética, en la zona con mayor problema (pueden ser las axilas las palmas de las manos o las plantas de los pies). El resultado: se frema la producción de las glándulas sudoríparas. Las aplicaciones deben hacerse cada cuatro a seis meses.

– Aplicación de iontoforesis.  Se trata de un procedimiento muy utilizado en estética.  Consiste en una mínima descarga en la piel. Esto reduce la acción de las glándulas sudoríparas.

También existen desodorantes especiales, con textura cremosa y que forman una capa protectora profunda sobre las glándulas sudoríparas.

Para buscar la mejor opción y disfrutar del verano, sin contratiempos.

Asesoramiento: doctores Adriana Raimondi y y Sergio Escobar, médicos dermatólogos

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