Un grupo de investigadores de la universidad de Delft, en Holanda, creó una impresora que es diferente a las demás: no usa tinta ni toner ni cera, ni un papel especial que cambiar de color con el calor (como las fotográficas) para imprimir, según publica Euronews.
Usa, en cambio, un rayo láser infrarrojo por pulsos, que quema el papel con muy alta precisión; una suerte de pirograbado pero que gracias al tamaño del haz de láser permite controlar la carbonización del papel, evitando la decoloración del papel circundante y la pérdida de color con el paso del tiempo.
Por ahora, dicen los investigadores, faltan un par de años para que pueda pensarse en un uso comercial o industrial (y sólo imprime en negro), pero los beneficios son enormes al prescindir de la tinta, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental.