La infertilidad se define como la imposibilidad de lograr la concepción natural de un hijo tras 12 meses de relaciones sexuales sin el uso de métodos anticonceptivos.
Una enfermedad que padece una de cada cuatro parejas en el mundo occidental. Pero, ¿por qué se produce esta infertilidad? Pues por distintas causas tanto psicológicas como biológicas, caso de la edad ‘avanzada’ de los progenitores. Y asimismo, del exceso de peso. Y no solo en el caso de la madre, sino también en el de su compañero. De hecho, y según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), las parejas en las que ambos integrantes son obesos pueden tardar hasta un 60% de tiempo más en alcanzar la concepción que aquellas en las que tanto la mujer como el varón ‘disfrutan’ de un peso normal.
Como explica Rajeshwari Sundaram, directora de esta investigación publicada en la revista «Human Reprodution», «la mayoría de estudios sobre fertilidad y peso corporal se han centrado en la mujer de la pareja, pero nuestros hallazgos destacan la importancia de incluir a ambos integrantes. Unos resultados que, asimismo, muestran que los especialistas en fertilidad deben considerar el peso corporal a la hora de aconsejar a sus pacientes».
Embarazo demorado
Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los datos de 501 parejas de adultos que habían tomado parte en Estudio de Investigación Longitudinal de la Fertilidad y el Ambiente (Estudio LIFE), trabajo desarrollado entre 2005 y 2009 y en el que las mujeres tenían edades comprendidas entre los 18 y los 44 años.
Los autores dividieron a las parejas participantes en tres grupos en función de los índices de masa corporal (IMC) de sus integrantes –‘no obesos’, con un IMC inferior a 30 kg/m2; ‘obesos tipo I’, con un IMC entre 30 y 35 kg/m2; y ‘obesos tipo II’, con un IMC superior a 35 kg/m2– y evaluaron el tiempo hasta alcanzar la concepción en cada uno de los grupos.
Los resultados mostraron que, tal y como cabría esperar, el exceso de peso corporal se asoció a un mayor tiempo para lograr el embarazo. De hecho, y comparadas frente a aquellas en las que sus integrantes eran ‘no obesos’, las parejas del grupo de ‘obesos tipo II’ requirieron un tiempo hasta un 55% mayor para conseguir la concepción.
Es más; en aquellos casos en los que además de exceso de peso se juntaron otros factores de riesgo de infertilidad –caso del hábito tabáquico, de la falta de ejercicio o de unos niveles elevados de colesterol–, el periodo hasta la concepción en las parejas cuyos miembros se integraban en el grupo de ‘obesos tipo II’ se incrementó en un 59%.
Como indican los autores, «los estudios previos al respecto se han centrado por lo general solo en el IMC de la mujer. Pero algunas investigaciones llevadas a cabo con parejas sometidas a técnicas de reproducción asistida ya habían arrojado unos resultados similares a los nuestros. Sin embargo, nuestro estudio se ha realizado con parejas de la población general, no con parejas en tratamientos de infertilidad».
Más allá de la fertilidad
En definitiva, y con objeto de lograr el ansiado embarazo, tanto la mujer como el varón de una pareja –que no solo la mujer– deben tratar de reducir su peso en caso de que resulte excesivo. Un aspecto que resulta del todo necesario y no únicamente por una cuestión de fertilidad, sino porque la obesidad se asocia a un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades muy graves y potencialmente mortales.
Como concluye Rajeshwari Sundaram, «además de los beneficios para la salud que conlleva un peso saludable, caso de la disminución del riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, las patologías cardiovasculares y el cáncer, las medidas para la reducción del peso pueden ayudar a acortar el tiempo necesario para alcanzar la concepción».