Unos 13 mil asistentes acudieron al bizarro carnaval de La Pedrera, tras vivirse una previa dominada por el descontrol, según lo indicado por La Paloma Hoy, dándose cuenta de venta ambulante de alcohol en la vía pública y ausencia de controles.
Como si la situación sorprendiera a toda la planificación, nuevamente, en la antesala de esta fiesta los vecinos vivieron una noche de «terror», frente al desorden, con puestos de venta ambulantes, la invasión a la propiedad privada y una realidad que dista de lo que es la identidad del balneario.
Hubo momentos de fiesta y los controles se hicieron visibles el lunes a la tarde y hasta antes de la medianoche pero, como en cada edición, perdieron presencia a partir de la una de la mañana, cuando muchos puesteros que habían sido rechazados por los inspectores ya que no contaban con permiso, finalmente se instalaron y trabajaron hasta entrada la mañana.
Luego vino la fiesta con todo el operativo implementado que también dio sus resultados puesto que no faltaron detenciones y acciones de contralor.
Algunos ciudadanos dedicados a sorprender a los vecinos con sus acciones provocaron las detenciones por parte de los efectivos policiales, igualmente con vecinos viviendo horas de tensión y nerviosismo.
El operativo de limpieza se concretó de acuerdo a los anuncios efectuados con anterioridad y la actividad de carnaval dejó varias interrogantes planteadas, en cuanto hasta qué punto la misma sirve de esta manera a los intereses generales de la región.
Mientras tanto, un lleno total en la cadena de balnearios y particularmente en la frontera de Chuy. Esta noche filas de hasta 5 kilómetros se produjeron entre los automovilistas que realizaron la operación retorno hacia Montevideo. Prácticamente, a paso de hombre la circulación sobre la ruta nacional Nº 9 y peor aún en la interbalnearia en los accesos a la capital uruguaya.