Con entradas agotadas desde las primeras horas de la mañana, se llevó a cabo la segunda etapa del concurso oficial de Carnaval que tuvo la vuelta de la murga de la Unión como plato fuerte.

Foto: Yohana Parodi

La Carpintera Roh abrió la segunda etapa del concurso oficial con su espectáculo “Pasional” en homenaje a José Antonio “Macho” Lungo, director de varios conjuntos de carnaval de las décadas de 1930, 40 y 50.

La actuación estuvo cargada de emoción por el recuerdo a este personaje, y transitó por varios temas, como por ejemplo la canción sobre el Museo de La Carreta, y el recuerdo del Macho Lungo cuando llevaba a las comparsas en el camión por todos los barrios a fines de la década de los 30, cuando el mundo estaba en guerra.

Con un lindo cuerpo de baile y una muy buena cuerda de tambores desfiló rumbo al pedregullo donde fueron recibidos por su hinchada.

A segunda hora fue el turno de la murga Metele que son Pasteles que llegaba al Ramón Collazo desde la cantina Sócrates de Villa Española. Desde la apertura del telón y hasta que se bajó del escenario, el conjunto apostó al humor mediante los juegos de palabras y el planteo de distintas situaciones pensadas con el ingenio característico.

Los  pasteles presentaron  bloques bien marcados. El primero planteó muchas situaciones de la vida cotidiana donde se aplica o se podría aplicar el sentido común para resolverlas. Luego hablaron de los cincuentones y lo relacionaron con la venta de marihuana en las farmacias mediante distintos pedidos que los padres les hacen a sus hijos para poder conseguirla. Pero el punto más alto  estuvo dedicado al “facho que todos llevamos dentro”, donde propusieron muchas situaciones de humor basadas en las características de ese ser interior. La murga, como nos tiene acostumbrados presentó un texto brillante e inteligente que se suma al presentado por Doña Bastarda ayer y que marca un altísimo nivel de arranque a nivel de libretos.

El tercer grupo en pisar las tablas del máximo escenario carnavalero fue humoristas Los Choby`s que se presentan en este 2018 con una nueva etapa artística, tras la salida de su líder Leonardo Pacella. Frente a esta situación el conjunto buscó una propuesta colectiva que funcionó de buena manera. Sobre todo en la participación de varios juveniles como Walter Miranda, Florencia Franco y Joaquín Olivera quienes tuvieron la difícil tarea de acompañar a Martin Prado en la búsqueda del humor que le exigieron sus hinchas.

El personaje de Cachito “Carisma” Carminatti fue el disparador de las historias, que jugaron con la temática de la infancia. Los que volvieron fueron los Etor`s, que ya supieron decir presente en carnaval, incluso participando de una prueba de admisión sin poder acceder por cupos. El referente del conjunto, el personaje ficticio de Cachito “Carisma”Carminatti  y una serie de fracasos en su vida desencadenaron en diferentes situaciones que hicieron descostillar de risas a los espectadores.

Nadie puede dudar de que año tras año, los Choby`s son los humoristas que más hacen reír y que el fundamento de la categoría lo cumplen con creces, pero también los demás rubros juegan para el concurso,  y en el baile y canto han dado alguna que otra ventaja. Este año la apuesta fue desde temprano a esos rubros y vaya si lo consiguieron.

Cuando el reloj marcaba la media noche, ya el ambiente se sentía distinto, y es que después de 20 años se palpitaba la vuelta de Saltimbanquis al ruedo de manera oficial.

Cuatro lustros pasaron para que el público carnavalero volviera a vivir esa noche tan ansiada con uno de los conjuntos históricos de la fiesta popular, que retornó al lugar donde pertenece y se plantó sobre las tablas del Ramón Collazo para ponerle broche de oro al cierre de la segunda etapa del concurso oficial.

Apenas salió Álvaro Recoba al borde del escenario el público explotó de ansiedad y el barullo fue inmenso, el telón se abrió y comenzó la magia. La incomparable voz de Ricardo “Canario” Villalba rompió el silencio con un solo que deleitó a los espectadores por alrededor de un minuto, donde la emoción contenida por 20 años estalló al grito de: “¡Saltimbanquis nomá`!”

Fiel al estilo de la murga, y como marca el barrio, no podía faltar  el bomba y plena, ni el canto a toda fuerza con su ritmo característico. El espectáculo comenzó con una serie de situaciones de humor autorreferencial y la temática acerca de cómo debe ser la murga en comparación con la de los años 80. Donde por momentos se pudo apreciar el humor picaresco que era moneda corriente por esa época y que le calza a la perfección a Claudio Rojo. Por su parte Diego Bello no se queda atrás y en el rol de psicólogo despierta risas de la platea y plantea cierta reflexión en el final.

Con un vestuario que impactó desde el arranque y con un coro brillante Saltimbanquis dijo presente y dejó la vara alta en cuanto a las murgas con aspiraciones a estar en las posiciones de privilegio.

Los instantes finales permitieron emocionar a todos los presentes, desde los homenajes a los viejos carnavaleros olvidados, la retirada a los amigos y los llantos contenidos cuando por la pantalla gigante pasaban fotos de Edy Espert, que desde algún lado está levantando una copa por estos nuevos Saltimbanquis.