«No habrá un anuncio pero esa idea no corre más», fue la frase lapidaria de un hombre de confianza del Presidente Mauricio Macri ante la consulta de Doble Amarilla sobre la candidatura junto con Paraguay y Uruguay para organizar el Mundial 2030, que permitió cerrar el círculo de la investigación y confirmar la noticia: el proyecto de volver a tener una Copa del Mundo en Argentina está «desactivado».
Los indicios eran fuertes y en AFA ya tenían conocimiento que esta podría ser el camino final. Pero ¿por qué no habrá anuncio oficial? Porque del círculo rojo de asesores de Presidencia estiman que no hay efecto positivo y que, al contrario, puede ser tomado como un signo de debilidad convalidar esta marcha atrás.
“Se va a dejar morir y ya se definió no avanzar en una serie de eventos que se habían planificado”, relata la misma fuente. Tanto la AFA como Conmebol y los que iban a ser socios de este emprendimiento mundialista como Uruguay y Paraguay ya notaron que desde Buenos Aires se bajó la intensidad de los contactos por la organización del Mundial. La última actividad con el emblema de la candidatura sudamericana fue en Moscú durante la Copa del Mundo. De hecho, había un encuentro agendado para el 16 de agosto en Paraguay, un día después de la asunción de Mario Abdo Benítez, pero fue cancelado. Esa fue la primera señal de enfriamiento.
Las razones y el FMI
¿Pero por qué empezó a enfriarse la candidatura 2030? Las razones son muchas, pero hay que encontrarlas principalmente en Argentina y Paraguay, ya que desde Uruguay, ideólogo original de festejar los 100 años del Mundial que albergó, mantiene viva la esperanza pese a la compleja coyuntura de la AUF.
Por el lado argentino el motivo central para desistir de la organización tiene que ver con la crisis económica. En la proyección, Argentina iba a hospedar la mayoría de los partidos e iba a aportar 8 estadios como sedes, mientras que Paraguay y Uruguay iban a tener 2 cada uno. “En este contexto es imposible pensar en un Estado invirtiendo miles de millones de dólares en estadios y diferente infraestructura fundamental para poder aspirar a organizar una Copa del Mundo”, comenta uno de los empresarios que es parte del Comité Organizador de la candidatura que está compuesto por los gobiernos, las asociaciones y hombres de negocio de los tres países.
Sin embargo, no es sólo una decisión autónoma de Argentina el desistir de la inversión fundamental para organizar un Mundial, sino que el mismo Fondo Monetario Internacional advirtió al país sobre esos gastos. Fuentes del Gobierno nacional admitieron a Doble Amarilla que durante las charlas para firmar el acuerdo técnico para acceder a u$s 57.100 millones, desde el organismo de crédito se recomendó olvidarse de cualquier gasto tendiente a organizar megaeventos como el del Mundial 2030 por los próximos cinco años.
Este pedido tiene una razón. El acuerdo final con el FMI incluyó un fuerte ajuste de las cuentas públicas, que se verá reflejado de una manera muy drástica desde 2019. El Gobierno deberá hacer, entre lo que queda de 2018 y hasta fines de 2020, un recorte de sus gastos por $929.300 millones. Este entendimiento, mucho más agresivo que el firmado en junio y que obliga al Ejecutivo a lograr un superávit del 1% del PBI en lugar de déficit cero para 2020, significó el entierro definitivo de las aspiraciones mundialistas.
Es por eso que, ante la gran inversión que requería poner en condiciones los estadios y la infraestructura hotelera y de aeropuertos en ocho plazas del país, más el desarrollo tecnológico que requerirá un Mundial que sucederá a los de Qatar 2022 y Estados Unidos-Canadá-México 2026, el Fondo encendió la alerta y rápidamente desde Hacienda aclararon que «esa opción está desactivada».
No es la primera vez que Argentina baja una iniciativa deportiva a largo plazo, ya que en mayo de este año había desistido de la candidatura rioplatense para el Mundial de Básquet 2027, donde tenía casi otorgada la sede por una decisión de la FIBA de darle prioridad luego de perder con Filipinas, Japón e Indonesia la sede para 2023.
Otro dato tiene que ver con el olimpismo. En 2013 Buenos Aires fue designada sede de los Juegos de la Juventud que se desarrolan por estos días. Desde ese momento, Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, gestó la idea de que Argentina intentara competir por la candidatura a los Juegos Olímpicos de 2032. Es más, la idea original era anunciarlo al cierre del actual evento, pero esa idea se puso en stand by por los mismos motivos económicos.
El contexto de los socios
El enfriamiento por el lado argentino es una sentencia de la candidatura, ya que es impensado que los otros países avancen solos. ¿Pero qué ocurre con los socios?
Por el lado de Paraguay, los motivos no vienen desde el lado económico. De hecho, el mismo FMI, en el informe de ”Perspectivas Económicas Mundiales” presentado esta semana, ratifica que la economía guaraní será la que más crecerá en el bienio 2018-2019. Sin embargo, el nuevo mandatario Mario Abdo Benítez parece no tener entre sus prioridades la postulación a un Mundial.
Cabe recordar cómo se sumó Paraguay a esta iniciativa que originalmente era entre Argentina y Uruguay. A fines de agosto del año pasado, horas antes del encuentro que Argentina y Uruguay jugaron en Montevideo por las Eliminatorias para Rusia 2018, el entonces presidente de Paraguay, Horacio Cartés, y el de Conmebol, Alejandro Domínguez, anunciaron en conferencia de prensa que ese país se sumaba a la postulación. Todo se dio luego de una charla entre los paraguayos y Mauricio Macri. El anuncio cayó como un baldazo de agua fría en el mismo Gobierno uruguayo, quien desconocía este arreglo entre Asunción y Buenos Aires. Ese malestar generó una tensión no sólo futbolera, sino también diplomática entre las tres naciones, que terminó de zanjarse durante la visita del presidente de FIFA, Gianni Infantino, a la Argentina. Pero con el cambio de gobierno, cambiaron las prioridades y el Mundial ya no está en el primer puesto entre las inversiones a largo plazo. “Aún el nuevo gobierno no demostró el mismo interés en el Mundial, una muestra es que desde el cambio de mando no se nombró a ningún funcionario como miembro del comité organizador”, admiten desde Asunción a Doble Amarilla. Hasta agosto el mismo ex ministro de Deportes, Víctor Pecci, ocupaba la silla por Paraguay, pero desde que la asumió la nueva ministra, Fátima Morales Agüero, no se designó a nadie en ese puesto.
Ante este panorama, Uruguay es el más interesado en seguir adelante con la candidatura, aunque enfrenta serios problemas institucionales. Tras la Copa del mundo el fútbol charrúa se sumergió en un previsible caos. La renuncia de Wilmar Valdéz, en medio de denuncias de supuesta corrupción, la suspensión de las elecciones en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y su posterior intervención hicieron que ese país tampoco pueda reimpulsar la candidatura y acompañara, de manera obligada, el stand by impuesto desde Buenos Aires. “Hay un freno, pero la candidatura no está caída, al menos para nosotros. No nos da la sensación que Argentina vaya a bajarse, aunque sí es cierto que hay una situación absolutamente diferente a la que vivíamos hasta Rusia. Los próximos meses van a ser clave para la supervivencia de esta iniciativa 2030”, reconoce uno de las miembros de la delegación uruguaya ante Doble Amarilla.
Contexto internacional
El panorama Mundial tampoco ayuda a la candidatura sudamericana. La firme decisión británica de postularse con Inglaterra como cabeza de una opción que incluye a Gales, Escocia y hasta Irlanda del Norte fue la primera mala noticia. Luego se sumó la opción asiática con China y las dos Coreas, lo que desalentó la posibilidad de continuar por la fortaleza de los potenciales rivales.
Como si fuera poco en los últimos días, esas aspiraciones recibieron otro cachetazo con un nuevo contrincante. Medios españoles anunciaron que ese país iba a candidatear para organizar la Eurocopa 2028 o el Mundial 2030. Según pudo averiguar Doble Amarilla, uno de los ministros sudamericanos recibió, hace 15 días en una reunión en Madrid, la confirmación de parte del Gobierno español de que irán por la Copa del Mundo, quizás en conjunto con Portugal y Marruecos. Esas tres candidaturas lucen más fuertes que la sudamericana, que aún se aferra a que la elección se dé bajo el romanticismo de la celebración del centenario del primer Mundial.
El sueño se esfuma y, si bien no habrá confirmación oficial ni anuncio al corto plazo, la candidatura para el Mundial 2030 forma parte del pasado… ese que a futuro te deja la horrible sensación del ‘ya no ser’.
(Fuente: Doble amarilla)