El senador comunista Juan Castillo, por ejemplo, ha calificado al ministro Bartol de “inspector de góndolas”.

Lugar a Dudas, por Antonio Ladra.

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El tema ha dado para mucho, hasta para bromas: el café que le servía la ministra del Mides Marina Arismendi a los invitados estaba vencido, dijo el actual ministro Pablo Bartol.

Ministro, está claro que es mucho mejor tomar un café recién molido, pero el café no tiene una fecha de vencimiento. A lo sumo cambia el gusto, pero si le agrega un poco leche y azúcar pasa sin problemas, salvo que usted tenga un paladar exquisito.

Así que el consumo de café caducado no debería ser un problema si el café se ha almacenado correctamente y el envase no se ha abierto. De hecho, si el café ha caducado y todavía está guardado en un paquete herméticamente sellado sin abrir es seguro tomarlo durante años.

He comenzado con este tema porque es sobre el que le han puesto la lupa y sobre lo que han girado los comentarios y las réplicas. El senador comunista Juan Castillo, por ejemplo, ha calificado al ministro Bartol de “inspector de góndolas”.

Bartol dijo que puso el ejemplo del café para demostrar la desidia de las anteriores autoridades de esa cartera. Le han tomado el pelo a Bartol por el tema del café, se han enojado también, pero no han reparado en otras cosas que dijo el jerarca: “encontramos 23.000 pañales vencidos y 150 kilos de leche en polvo vencidos”.

Con 120 gramos de leche en polvo se hace un litro, o sea, estamos hablando de 1250 litros de leche, por lo que esto es más importante que lo del café presuntamente vencido.

Lo que dijo Bartol no sé si se suma a lo revelado en la pasada semana por el director general de Secretaría del Mides, Nicolás Martinelli, quien encontró decenas de sillas de ruedas sin entregar. De todos modos, si se suma o no, el tema de comprobarse es grave. Hoy lo serio es que se haga un relevamiento, que los resultados se hagan públicos y luego una denuncia civil o penal de acuerdo a lo que se entienda mejor. Recordemos que el Mides, durante la pasada administración fue objeto de cientos de  observaciones negativas por parte  del  Tribunal  de  Cuentas.
El presupuesto de este ministerio durante el gobierno anterior se situó en el entorno a los 290 millones de dólares anuales. La total transparencia de los números y la evaluación del impacto de esta inversión resulta fundamental para que la ciudadanía sepa en qué se fueron sus impuestos.

Es lo menos que se debería hacer. Eso sería un comportamiento serio.

Lo otro, un día sí y otro también largar números de productos vencidos y de donaciones arrumbadas en un depósito no es serio y lleva a la confusión, al descrédito, a las bromas. Hasta que eso no se haga, ocurrirá lo que está pasando: se le da importancia a 60 kilos de café presuntamente vencido.

Foto Federico Gutierrez / FocoUy