El analista político reflexionó sobre la extensa carrera política del expresidente.
Óscar Bottinelli, politólogo y presidente de Factum, analizó en entrevista con Punto de Encuentro el legado del expresidente Tabaré Vázquez, fallecido este domingo. «Era esperada la muerte, pero en el momento que ocurre es un shock».
«Hay como un cierre de tapa. Es una vuelta de página de la historia del Uruguay. Hubo otra vuelta de página cuando muere Óscar Gestido. Se venía procesando cosas muy fuerte en los años 60’s», indicó Botinelli.
Bottinelli recordó que Vázquez si bien no comienza un movimiento, se incorpora «rápidamente» y entra a la política en el «estrellato».»Él empezó siendo candidato en mayo, para una elección en noviembre, en un cargo que más podía aspirar en el Frente Amplio y lo obtiene. El FA no había podido obtenerlo las dos veces que lo había disputado». «No se esperaba nada de Tabaré Vázquez, pero arranca la campaña y aparece un personaje que deslumbra», agregó.
«No era un discurso combativo ni dogmático, era un hombre que más bien expresa sentimientos y sueños», valora el analista. Invocaba puntualmente dos obras: la Biblia y «Las venas abiertas de América Latina». Era alguien distinto.
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Consultado sobre el futuro del Frente Amplio, Bottinelli apuntó que la coalición de izquierda «debía encarar una renovación generacional» y eso no es sorpresa. «Viene una etapa en la que el FA debe ser oposición tras haber sido gobierno. Se perdió el gobierno y por algo los gobiernos se pierde», analizó.
El Plan Ceibal y la lucha contra el tabaquismo son dos logros fundamentales de Vázquez, entendió Bottinelli. «Una computadora por niño, era impensado», expresó. «Es un hombre que no tenía un pensamiento político muy estructurado, no era de dogmas, de ideologías duras. Sino que tenía sueños, sensibilidades, percepciones».
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En esa línea, recordó su veto a la despenalización del aborto. «Era una decisión personalísima que lo enfrentó con casi la totalidad del Frente Amplio. Tuvo un escasísimo apoyo cuando vetó la ley. El partido votó unánimemente levantar el veto. Era de una impronta personal clarísimo. Muy controversial, pero creía en algo y se la jugó».
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Imagen: Parlamento
