Por Antonio Ladra.

Este lunes se reunió primera vez en el año la dirección del Frente Amplio. Rostros descansados en algunos, otros que aún no han bajado la pelota al piso. Entre algunos dirigentes del Frente Amplio circulaba una hoja con algunos datos, era la última encuesta de Equipos Consultores sobre la gestión de gobierno.

El comentario fue que la luna de miel del presidente Luis Lacalle Pou con la ciudadanía había empezado a decaer. Esa lectura estaba abonada en el resultado de la encuesta que reveló que la aprobación de la gestión del gobierno cayó cuatro puntos entre diciembre y enero de 60 % a 56 %, mientras que la desaprobación creció de 20 % a 23 %. Un 18 % no aprueba ni desaprueba su gestión, mientras que un 3 % no sabe o no contesta.

La encuesta, se conoció públicamente a través de Subrayado, y se hizo entre el 11 y el 14 de enero.

Para los dirigentes frenteamplistas la lectura fina de la encuesta fue que el gobierno está ingresando en un estadio de debilidad, debido a las indecisiones o la falta de información pública entorno a la llegada a Uruguay de la vacuna contra el Covid 19.

Quizás fue eso lo que los alentó para cuestionar la reunión que se había realizado la semana anterior entre el dirigente, ex intendente de Canelones, Marcos Carámbula y el presidente Lacalle.

Varios dirigentes se manifestaron señalando que el mandatario ignoró a la «institucionalidad frenteamplista» al convocar de manera individual a Carámbula, sin incluir en esa invitación a la Presidencia del Frente Amplio, ni a los demás redactores de la nota que habían hecho llegar al ministro Daniel Salinas, esto es Ricardo Ehrlich, Miguel Fernández Galeano y Uruguay Russi. Ehrlich y Fernández Galeano sí fueron recibidos por el ministro Salinas el viernes 15 de enero.

Se escucharon voces criticando el encuentro porque se entendió que hubo, de alguna manera, una intromisión del mandatario en la interna del FA. Se dijo que Lacalle, con la convocatoria a Carámbula, ya eligió presidente de la coalición, en alusión a los próximos comicios para elegir al sucesor del titular del FA, Javier Miranda.

Es que la candidatura de Carámbula ha cobrado fuerza en estos días, aunque él se ha mostrado cauto, prefiere esperar, en tanto afirma que solo asumirá ese cargo si hay consenso en torno a su figura.

Lacalle se reunió con Carámbula porque lo conoce bien de la época en que él comenzaba su ascendente carrera como diputado de Canelones y el médico era el hombre fuerte de Canelones.

Y más allá de la política, lo que a veces prima son las buenas migas, la empatía. Si Lacalle se lleva bien con Carámbula, habla con Carámbula. Se llevan bien hay confianza, ¿por qué no reunirse?

Lo que ha pasado es que la elección de presidente del Frente Amplio se coló en la reunión Carámbula- Lacalle y lo que hay en esos cuestionamientos parece ser un golpe por lo bajo con destino señalado: mellar la imagen del médico y Carámbula es intachable a pesar de que la dirigencia frenteamplista sabe, Carámbula sabe, que ser presidente del FA será su última contribución con el partido y que en su gestión no habrá otra idea o interés subyacente.

Y Carámbula no pretende más que eso.

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Foto: Dante Fernandez / FocoUy