“Grito porque le pongo un poquito de pasión. Todos estamos con un poquito de pasiones”, fue la frase que el ministro de Ambiente Robert Bouvier le comentó a un grupo de productores minuanos semanas atrás donde intentó de explicar un proyecto por el que el Ministerio de Ambiente pretende incorporar un grupo de tierras al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
El plan generó malestar en los productores locales ya que la iniciativa planteada por los jerarcas se presentó en dos fases: la primera que comprende a 9 padrones, unas 540 hectáreas, y una segunda donde se comprometen algo más de 30 mil hectáreas en la que se abarcan más de 200 productores del departamento.
La situación generó enojo en los propietarios que buscaron respuestas en el jerarca de gobierno que es oriundo de Lavalleja. Al inicio los vecinos se molestaron por la falta de respuestas del ministro que integra el gabinete por el Partido Colorado, e ingresó en el cargo a comienzos de año en lugar de Adrián Peña.
Sin embargo la falta de respuestas inmediatas encendió aún más el malestar y el desconcierto, la preocupación por el futuro productivo de los campos de esas familias, y en tiempos donde las tensiones políticas se acrecientan a poco más de un año de las próximas elecciones nacionales.
Hoy en alfiles y peones, Pablo Fernández presenta una historia donde desde las máximas esferas del poder, desde las oficinas de la Torre Ejecutiva, un ministro generó mucho enojo, malestar, desconcierto y enfrentamiento en tierras propias: porque no siempre en política uno es profeta en su propia tierra
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