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Este es el final, hermosa amiga.
Este es el final, mi único amigo.
El fin de nuestros elaborados planes.
El fin de todo lo que existe.
Jim Morrison declaró que surgió como una simple canción de despedida, probablemente a una ex novia, pero lo cierto es que, en sus doce minutos, terminó por delirar hacia algo mucho más profundo y, probablemente, inaprensible.
Apareció inicialmente en el álbum de debut de The Doors en 1967.
Coppola la puso al inicio de su obra maestra ‘Apocalypse Now’ para darle aún más sentido.
La realidad es que con el paso del tiempo confirmó que es la forma de expresar el complejo de Edipo en una canción de rock & roll, ya que hay una parte donde dice «Padre /Sí, hijo? / yo quiero matarte / Madre, quiero…Vamos, sí», se dice que es el momento en el que habla de un fragmento de Nietzshe.
La realidad es que es una historia que nunca se sabrá cuál es el motivo y el fondo de la canción, pero lo más importante es que es una de las canciones más emblemáticas de todos los tiempos y de la agrupación.
Tan enigmática como la canción de los Doors es la palabra que elegí hoy, el fin, el final.
Todos sabemos que este programa se termina y por eso esta última columna será musical.
La palabra se puede atacar desde diversos lugares, puntos y aristas. ¿Cuál es el final? ¿Realmente existe tal cosa? ¿Es bueno o malo? ¿Cuándo es el fin y cuándo el comienzo? ¿El final es parte del cambio? ¿Somos un cambio permanente sin principio y sin final?
Generalmente le ponemos una connotación negativa a la palabra.
Vemos al final como algo malo, como la interrupción de un momento placentero, lo asociamos a la muerte, a la desaparición, incluso al dolor y la angustia.
Pero lo cierto es que no siempre terminar es malo, a veces terminamos una etapa de dolor, una relación tóxica, puede llegar el fin de un largo tratamiento, puede ser el principio de algo más brillante e iluminado.
La cuestión es que no siempre es malo el final, los finales pueden ser desgarradores, pero también esperanzadores.
Hay un final que es obvio, un final al miles de músicos le han dedicado canciones, el final del amor.
Siempre imaginé que el final del amor debería llegar bailando, no hay nada más hermoso que un final bailando.
Bailame hacia tu belleza con un violín ardiente
Bailame a través del pánico hasta que me reúna a salvo
Levántame como una rama de olivo y sé mi paloma de regreso
Bailame hasta el final del amor
Bailame hasta el final del amor
Hay muchas canciones sobre desamor cargadas de dolor, un dolor que se instala con la partida.
Yo necesito que escuchen esta versión de Rocío Jurado que maneja un concepto distinto del final del amor.
No es que el amor termina, porque hay otra persona, por rutina o por apatía.
Termina porque lo rompen, es el fin del amor por exceso de uso, es el final por vivirlo tan intensamente que nunca pensaron en el mañana.
La muerte del amor por exceso del mismo, por abuso, el fin de un día para el otro, el vacío sin explicación aparente.
Otro final es la muerte. Para nuestra forma occidental de entender la vida es quizá uno de los más dolorosos finales.
Seguramente ese que no queremos que llegue, el que más miedo nos provoca, el que más pánico nos da.
Es extraño y curioso pensar que lo único seguro que tenemos desde que nacemos nos llene tanto de angustia. Pero es así, nos cuesta mucho recibir la muerte con una sonrisa o con la alegría de la vida vivida. Lo cierto es que la muerte de quien las personas que amamos nos duelen.
Creo que nadie ha descripto ese desgarro de forma más cruda que Miguel Hernández en Elegía.
(En Orihuela, su pueblo y el mío
Se nos ha muerto como del rayo Ramón Sijé
A quien tanto quería)
Yo quiero ser llorando el hortelano
De la tierra que ocupas y estercolas
Compañero del alma tan temprano
Seguimos hablando de los finales porque al fin y al cabo este llega.
Esta es la historia de un pecador al que le persigue la muerte y huye, huye, huye, temeroso, buscando la ayuda de Dios.
Primero le pide a una roca que le esconda, pero la roca le dice que se olvide.
Luego se va al río a esconderse, pero éste está sangrando y le dice que también se marche.
Él lo intenta en el mar, pero el mar está hirviendo.
Entonces ya no tiene otro escondite a mano y le pide al propio Señor que le esconda y Éste le dice que se esconda en el Diablo, que debería haber rezado antes y no pecado. Esta nerviosa canción de la caza del gato y el ratón con final inevitable es una maravilla para darse prisa, para saber que correr y quedarse quieto son dos acciones igual de inútiles ante la fin de los días y que lo que queda es rezar.
Me colgué con esa premisa de correr y ser alcanzado por el final. Y en ese sentido no podía faltar la siguiente canción. Del American V: Cien autopistas viene esta maravilla.
Es una canción popular tradicional estadounidense. La pista ha sido grabada en una variedad de géneros, incluidos country , folk , rock alternativo , electrónica y black metal .
Puedes seguir corriendo durante mucho tiempo
seguir corriendo durante mucho tiempo
seguir corriendo durante mucho tiempo
Tarde o temprano, Dios te derribará.
Tarde o temprano, Dios te derribará
Ve a decirle a ese mentiroso de lengua larga
Ve y dile a ese prófugo de la justicia
dile al vagabundo, al jugador, al difamador
diles que Dios les derribará
diles que Dios les derribará
Luego me quedo pensando en que hay finales que nunca ocurren.
Gente que nunca desaparece, momentos que quedan para siempre, que son eternos, que son parte de nosotros para siempre.
La vida se esconde incluso en los finales, en el silencio, en esa noches llenas de magia y en el susurro que se siente a lo lejos.
Hay momentos y gente que nunca morirá.
Pero los finales también pueden ser liberarse, dejar atrás las cosas que nos atan, subir a un auto y acelerar dejando atrás el pasado.
Esos finales son un gran comienzo, esos finales enseñan a vivir.
A veces el fin nos rescate del calvario, a veces cuando creemos que todo está perdido la realidad es que todo comienza. ¿Cuántas veces pensamos que era el fin del mundo y en realidad era el principio?
Me liberé un sábado por la mañana,
pisé el pedal a fondo y
me dirigí hacia el norte por Mills Avenue
y escuché el rugido del motor.
Mi casa rota detrás de mí y cosas buenas por delante
Una chica llamada Cathy quiere un poco de mi tiempo
Seis cilindros debajo del capó chocando y pateando
Escucha el vino del motor.
¿Qué más se nos puede ir?
Una mascota, el final de esa relación tan hermosa, ese vínculo que es imposible de explicar también puede ocurrir.
Y nos deja un vacío enorme, sobre todo cuando somos niños, todos recordamos nuestro primer perro y todos recordamos el dolor ante su partida.
Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción.
Vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción.
Que pasaría si llega el final del mundo, como lo enfrentarían. ¿Se dejarían llevar, abrazarían a alguien querido o lo enfrentarían con rabia?
Ruben Blades dice que si quedan 5 minutos lo que pueden hacer es bailar.
Y llegó el final, llegó el final de nosotros en esta radio, en este programa que quisimos, que defendimos.
Fue hace principios de año cuando conocí a la Tuque en las primeras reuniones de producción, cuando me mostraron los rincones de la radio, cuando saludé por primera vez a tanta gente maravillosa que trabaja a diario para poner a Universal al aire.
Una vez más le agradecía y le agradezco a este hermano que la vida me regaló, a este tipo generoso llamado Mariano Lopez, su oportunidad. Ojalá haya estado a la altura de lo que tu esperabas, ojalá te haya echo este año un poco más lindo, ojalá recuerdes este momento con cariño, si eso pasa seré feliz.
Gracias a todo este equipo de producción y puesta al aire genial. Ojalá que solo existan éxitos para ustedes en el futuro. Gracias a los que nos escucharon y nos dejaron mensajes, gracias a los que nos dieron la oportunidad de entrar a sus vidas.
Es el final, pero no es el fin, nos volveremos a encontrar en algún lugar, quizá sea el comienzo de algo que ni siquiera sabemos, que aún desconocemos.
Cuando algunas puertas se cierran otra se abren y de eso se trata esta vida que nos desafía constantemente.
La lucha por la supervivencia, el recorrido, el camino, las metas y las partidas. Todo se mezcla en una carretera perdida, mientras los árboles nos miran pasar.
Tan fácil, fácil, no es
Horizonte lejano, correr y correr
Historias que no acaban bien, ni mal
Transcurren no más
Los amantes siempre quieren su propia canción
Y hoy cantamos aquí
Carretera perdida en otro país