Columna de Fabián Tiscornia:

 

En una nueva entrega de Que alguien lo explique, Fabián Tiscornia nos enseña «tips» para resolver un problema frecuente en las parejas: el manejo de las finanzas. ¿Qué pasa cuando mi pareja gasta demasiado? ¿Cómo podemos ordenarnos? ¿Sirve implementar reglas de juego?

¿Qué hacer?

Vemos que no todo funciona tan bien cuando hay que hablar de dinero en una pareja. Ya sea por desconocimiento, por tener ideas contrapuestas sobre cómo y en qué gastar o ahorrar, etcétera. Entonces, ¿qué sugerencias o consejos dan los asesores financieros?

1-Reglas claras:

 Lo primero, y esto vale para todo, es tener reglas claras Y para tener reglas claras, hay que hacerse preguntas que pueden ser incómodas. Por ejemplo, los gastos del hogar se pagan a medias, ¿sí o no?, ¿Se hace un fondo común al que cada uno aporta proporcionalmente a su ingreso? ¿Cada uno va pagando las cuentas de la casa? ¿Qué pasa con los gustos que se quiere dar cada uno? ¿Nos vamos a poner una meta de ahorro? Suponiendo que ahorramos, ¿en qué invertimos ese ahorro? 

Todas esas preguntas y más, van a ayudar a tener reglas claras desde el minuto uno y así evitar malos entendidos, sorpresas negativas, etcétera.

2-Identificar y planificar: 

Una vez que están definidas las reglas, el siguiente paso es identificar los perfiles de cada uno: cuál es el más ahorrador y cuál el más gastador. Eso va a ayudar a planificar metas comunes y ver qué responsabilidades asume cada uno. También si vamos a tener metas individuales. 

3-Presupuesto:

 Aquí viene un paso fundamental. Armar un presupuesto (esto vale también para quienes no están en pareja). ¿Cómo se arma un presupuesto? 

Se define una meta de ahorro de un porcentaje de los ingresos.

Luego se clasifican los gastos en: 

-Fijos e imprescindibles: Alquiler, cuota hipotecaria, tarifas de electricidad, gastos comunes si es un edificio, alimentos, transporte, salud.

-Variables y no imprescindibles: Salidas a comer, idas a ver espectáculos, TV para abonados y plataformas de entretenimiento, compras de vestimenta, calzado, etc.

Lo mismo se hace con los ingresos, se clasifican en fijos y variables (en estos entran por ejemplo un bono, el aguinaldo). 

Se puede también definir qué porcentaje del ingreso se va a reservar cada uno para gastos personales.

Con esto vamos a saber cuánto gastamos mes a mes y qué gastos puedo cortar en caso de ser necesario, cómo vamos en el cumplimiento de objetivos, etcétera.

4-Inversión:

Supongamos que se logra un ahorro mensual, un dinero que se va generando. Viene un aspecto clave: en qué invertirlo. ¿Apostar al corto plazo o a largo plazo? ¿Se invierte en pesos o dólares? ¿En qué instrumentos? Es toda una conversación en la que lo ideal es que intervenga un asesor financiero. 

5-Hablar de nuevo

 Están las reglas claras, se identificaron los perfiles de cada uno, se planificó y se presupuestó. ¿Qué queda? Volver a hablar y ver cómo están esas reglas, si no son demasiado estrictas o demasiado flexibles, ver cómo está el cumplimiento de objetivos, el presupuesto, etc