Columna de Fabián Tiscornia:

 

En una nueva entrega de Que alguien lo explique, nuestro experto en economía, Fabián Tiscornia nos enseña a utilizar de manera efectiva las tarjetas de crédito para que sea una aliada de nuestro manejo del dinero, aprovechando promociones, descuentos, pagos sin recargo y que no sea un problema cuando llega el estado de cuenta y hay que pagarla.

La tarjeta de crédito no es otra cosa que un plástico que emite un banco o una financiera, y que permite comprar bienes y servicios ahora y pagar después. Pago todo en metálico, canta Morad, es una opción, pero como decía la tarjeta de crédito puede ser una aliada de las finanzas personales.

Lo primero es ver qué requisitos se piden para obtener una tarjeta de crédito. Hay que tener 18 años de edad, presentar la cédula de identidad, una constancia de domicilio y los ingresos que tiene mediante un recibo de sueldo o certificación de ingresos en caso de ser trabajador independiente.

Una vez que decidimos que queremos tener una tarjeta de crédito y la obtenemos, lo primero a lo que tenemos que prestar atención es a los costos. Los costos de la tarjeta de crédito se pueden dividir en dos: comisiones y cargos.

Las comisiones se vinculan con los servicios que prestan los bancos o las financieras, como la emisión original o la reimpresión de la tarjeta por robo, mal estado o destrucción, la renovación, seguro de vida sobre saldo, la comisión anual por mantenimiento si es una tarjeta internacional, suelen ser los más comunes.

Los cargos son servicios que prestan terceros y que el banco o financiera emisor de la tarjeta nos traslada. Hay que exigir que sean debidamente detallados para conocer su monto exacto. La normativa indica que no nos pueden cobrar cargos que no hayamos autorizado previamente. 

Si realizamos gastos en el exterior, la tarjeta también genera gastos administrativos (aunque hay alguna que no cobra comisiones por consumos en el exterior). También hay comisiones asociadas por retirar efectivo con la tarjeta de crédito, por ejemplo.

Si bien estos cargos y comisiones aparecen en la “letra chica” del contrato que firmamos con el banco cuando nos entrega la tarjeta, muchas veces son negociables.

Por ejemplo, se suele entregar la tarjeta sin costo por el primer año y a partir del segundo se cobra la comisión anual. Aquí basta con llamar al banco y decir que uno quiere cancelar la tarjeta para que esa comisión anual se reduzca o desaparezca. Esto suele ser efectivo tras el primer o segundo año, ya más adelante es más difícil, pero se puede intentar.

Hay que tener en cuenta que para eso se debe usar la tarjeta, porque sino ningún banco va a querer dar un beneficio por darlo simplemente.

¿Qué otros aspectos hay que tener en cuenta? Saber leer correctamente el resumen de la tarjeta de manera mensual es importante, ya que de esa manera podremos organizarnos para visualizar las compras que podemos realizar en ese período, sin sobresaltos futuros que puedan ocasionar un desequilibrio financiero y, en consecuencia, un posible endeudamiento.

Un punto clave es la fecha de vencimiento actual, es decir, la fecha límite que tenemos para realizar el pago. Generalmente, esta tiene lugar entre 9 y 11 días después del cierre de facturación. 

Cabe señalar que, si se paga la totalidad del importe en fecha no se deberían abonar intereses ni costos derivados de la refinanciación.

Aquí una aclaración importante: lo peor que se puede hacer es realizar el pago mínimo. ¿Por qué? Porque las tasas de interés que vamos a pagar por refinanciar parte de lo adeudado son altísimas. Entonces, tener en claro los gastos para que al cierre de la tarjeta se pueda hacer el pago total es muy relevante. Si por algún imprevisto, en un mes no pudiéramos hacer el pago total, es importante que lo que abonemos se acerque lo más posible a este.

Otro consejo a la hora de evitar deudas por el uso del plástico, es visualizar la fecha de facturación actual. Esta indica la fecha de cierre del ciclo mensual a abonar (último período de facturación), donde se incluyen los gastos producidos desde el cierre del ciclo mensual anterior hasta esa fecha.

A su vez, la fecha de la próxima facturación nos informa sobre el día de corte del próximo ciclo mensual de facturación y permite una mejor organización de los gastos (generalmente, tiene lugar entre 25 y 35 días corridos después de la fecha de cierre de la facturación actual).

Esto último, por ejemplo, permite que yo pueda estar comprando apenas días después de esa fecha de corte de facturación y recién lo voy a pagar un mes después.

Lo último para tener en cuenta y hacer un uso eficiente de la tarjeta: estar atento a promociones y descuentos que hay con ciertos bancos ciertos días de la semana. Esto nos permite que por aplazar unos días la compra de un artículo, podemos acceder a un descuento en el precio. También ver que cuando nos ofrecen en el comercio hacer ese pago en cuotas, sea en cuotas sin recargo.

Otro aspecto clave, es que varios bancos ofrecen actualmente la posibilidad de que le llegue un mensaje de texto cuando se realiza un gasto con la tarjeta. Esto sirve a dos efectos, uno es evitar fraudes (al saber de inmediato de un gasto que no hice puedo hacer la denuncia rápidamente) y también sirve para llevar un control de lo que voy gastando en el mes con esa tarjeta de forma sencilla.