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El escenario internacional en comercio exterior plantea múltiples incertidumbres para Uruguay, ya que tres de sus principales socios como son Brasil, Estados Unidos y Argentina tienen políticas bien diferentes que implican desafíos y quizás oportunidades.
En una nueva entrega de Que Alguien lo Explique, Fabián Tiscornia nos adentra en el laberinto negociador que tendrá por delante el gobierno de Yamandú Orsi en materia de comercio exterior y los jugadores como Donald Trump, Javier Milei y Lula.
Empezamos por Donald Trump y su nueva versión de guerra comercial.
Previo a ganar la elección, Trump fue claro en que pondría aranceles a las importaciones, sobre todo de aquellos países con los que Estados Unidos tiene un déficit comercial, es decir importa más de lo que exporta. ¿Qué es un arancel? Es un impuesto que pagan los productos cuando ingresan a un país. Se puede establecer tanto como un porcentaje del precio como por un valor específico.
Las razones que ha esgrimido Trump varían: desde proteger a la industria estadounidense, a utilizarlos como represalia por entender que hay países que no hacen lo suficiente para detener la emigración o la llegada de drogas, hasta como herramienta negociadora.
Por ahora, Estados Unidos ha puesto aranceles a la importación de acero y aluminio y a países específicos como China, México y Canadá.
Por ahora Uruguay ha zafado. Hay que tener en cuenta que hay tres productos principales que el país exporta a Estados Unidos: carne, contrachapados de madera y cítricos.
La incertidumbre en este caso viene por varios lados. Uno es si Trump va a seguir avanzando con esta práctica de ir poniendo aranceles a todo lo que se mueve y la otra es qué represalias van a tomar los países afectados, con el temor a una escalada de medidas.
En definitiva, Estados Unidos está en un camino de más proteccionismo.
Nos vamos a un admirador de Trump, como es Javier Milei el presidente de Argentina. A diferencia de Estados Unidos, Argentina está en el camino opuesto al proteccionismo. De hecho, ya Milei ha desarmado varias medidas que venían del gobierno de Alberto Fernández y que buscan liberalizar su comercio exterior.
El gobierno de Milei siente además, que el Mercosur actúa como un corsé a sus intereses de un mayor libre comercio.
Por eso, incluso Argentina sondeaba la posibilidad de ir en busca de un Acuerdo Comercial con Estados Unidos. Algo a priori difícil, con la retórica de Trump.
Ayer el diario argentino La Nación informó que el gobierno de Milei planteó a sus socios del Mercosur que el bloque autorice “acuerdos de preferencias comerciales con acceso a mercados” por parte de sus miembros, sin necesidad de que todos estén de acuerdo.
Este es un planteo que Uruguay ha perseguido sin éxito, tanto en el último gobierno del Frente Amplio como en el de la Coalición Multicolor.
En resumen, Argentina está en una lógica aperturista como hace años no se veía.
Así como Estados Unidos está una lógica más proteccionista y Argentina en una más aperturista, la postura de Brasil es más difícil de clasificar. ¿Por qué? Porque el gobierno de Luiz Inácio Lula Da Silva se propuso como meta volver a ser un jugador relevante a nivel mundial. Eso le ha llevado a pararse de un lado y otro de los ejes globales.
Así, mientras por un lado Lula ha impulsado todo lo que tiene que ver con el bloque llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) también jugó fuerte para poder cerrar el acuerdo Mercosur y Unión Europea.
La próxima semana Lula viajará a Japón y allí planea proponer al gobierno nipón avanzar en un acuerdo comercial con el Mercosur.
Pero, mientras mantiene una relación fría y distante con Argentina.
Así que, ¿cómo va a tomar esta propuesta del gobierno de Milei de que los países del Mercosur puedan negociar acuerdos? Es una incógnita.
Para Uruguay, Brasil es hoy el principal socio comercial en materia de bienes, por delante de China.
El canciller Mario Lubetkin dijo semanas atrás al semanario Búsqueda que “Brasil es un país muy importante para nosotros. Brasil es uno de nuestros grandes socios, con los cuales tenemos una reflexión sinergética muy fuerte”.
¿Cómo se para Uruguay en este escenario con Trump, Milei y Lula?
El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone ha señalado en diferentes ocasiones que hay que “pensar con cabeza distinta nuestra inserción externa y si bien eso no implica abandonar la idea de Tratados de Libre de Comercio, tampoco hay que “destinar tanta energía a pensar que los TLC son el camino que tenemos que recorrer».
Esa es la posición de Oddone y la del gobierno de Orsi. ¿Cuál es el camino a recorrer? Está claro que Uruguay por sí solo no es atractivo para un TLC, quedó demostrado en el período de gobierno anterior cuando no hubo ninguna chance de negociar un TLC individualmente.
Esto es así, porque, salvo que algún país tenga un interés político puntual, el mercado uruguayo no genera apetito desde el punto de vista comercial.
Ahora, eso tampoco quiere decir que Uruguay se tenga que recostar a la política internacional que sigue Brasil. Probablemente, la mejor estrategia sea, en el caso del Mercosur, ser un equilibrista y ayudar a componer entre Argentina y Brasil. Algo de eso, hizo el gobierno de Lacalle Pou en el acuerdo Mercosur-Unión Europea.
Es claro que el gobierno de Orsi tiene sintonía con el de Lula. En el caso de Argentina, el haber nombrado a Diego Cánepa como embajador en ese país es una de las claves. Cánepa tiene una muy buena relación con el canciller argentino Gerardo Werthein y por ahí puede estar la llave para el acercamiento con el gobierno de Milei.
Ahora, ¿cómo se va a posicionar Uruguay con la administración Trump? Está muy claro que, para Trump, América Latina no es prioridad y es más, está en un tercer o cuarto orden. A su vez, los intereses de Estados Unidos en la región están lejos de Uruguay: ya que sus puntos de atención son México, Venezuela, Cuba, Panamá.
Entonces, allí el gobierno de Orsi tendrá que jugar con el conocimiento de algunas personas clave dentro del gobierno estadounidense. El secretario de Estado, Marco Rubio ha abogado como senador para estrechar vínculos con Uruguay. El enviado especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para la región de América Latina, Mauricio Claver-Carone, ha destacado a Uruguay cuando fue presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.
De todas maneras, el rol clave en el acercamiento a la administración Trump, lo puede jugar el designado embajador de Estados Unidos en Uruguay: Louis Rinaldi.
¿Por qué? Porque Rinaldi es un empresario que si bien nació en Italia, vivió en Uruguay entre los 4 y los 19 años, tiene casa en Atlántida y es amigo personal del presidente de Estados Unidos desde hace 30 años. De hecho, ha jugado al golf innumerables veces con Trump.
En resumen, el gobierno de Orsi deberá ser pragmático y tener mucha cintura para moverse en este laberinto internacional con Trump, Milei y Lula.