Columna completa de Ignacio Martirené en Punto de Encuentro

Todo listo para el cónclave en la Capilla Sixtina, donde se elegirá al sucesor del papa francisco a partir de este miércoles 7 de mayo.

Los cardenales se instalaron el martes en la residencia de Santa Marta y otras dependencias del vaticano, donde permanecerán aislados del mundo hasta que salga humo blanco.

Los votantes y candidatos a ser elegidos en el cónclave son 133 cardenales, todos menores de 80 años. La mayoría fueron elevados a este rango durante el pontificado de Francisco.

Este cónclave será así el más numeroso y el más internacional de la historia, con representantes de 70 países de los cinco continentes.

Como preparación, en los días previos los cardenales han mantenido reuniones a puerta cerrada en las que comparten puntos de vista sobre las prioridades de la Iglesia y permiten al mismo tiempo a los electores formarse una idea de posibles nombres.

Durante estas congregaciones generales se abordaron temas polémicos y preocupantes, como la pederastia en la Iglesia, las finanzas del Vaticano, la crisis en las vocaciones y el papel de las mujeres, todos desafíos que heredará el papa número 267, que asumirá en medio de conflictos mundiales, el auge de gobiernos populistas y la crisis climática.

Tras el último encuentro, el martes, los purpurados realizaron un llamado a la paz «en Ucrania, Oriente Medio y muchas otras partes del mundo», en una declaración escrita.

Durante el encuentro se procedió además a la anulación del anillo del Pescador del papa Francisco, una sortija de oro macizo que llevan todos los papas con su nombre grabado en latín y que en la antigüedad servía para sellar documentos. Tras la muerte de un papa, el Vaticano raya el anverso del anillo para impedir falsificaciones.

El cónclave empezará oficialmente el miércoles. A partir de ese momento, se cortarán las señales telefónicas en el interior del Vaticano para aislar a los purpurados de influencias externas.

No son los únicos que deben guardar secreto sobre todo lo relativo a la elección del nuevo papa.

El lunes el personal que les prestará apoyo durante la elección –médicos, ascensoristas, personal de comedor y de limpieza– también juró guardar el secreto de lo que ocurra, so pena de excomunión.

OPINIÓN DE STURLA

Desde Roma, el cardenal uruguayo Daniel Sturla dijo que cree que el próximo papa no va a ser de América Latina como Jorge Bergoglio.

Señaló que hay coincidencia en seguir con el “legado” de Francisco pero aclaró que la iglesia debe hacer “algo distinto”.

CARDENALES DEL CÓNCLAVE

Los 133 cardenales, conocidos como los «príncipes de la Iglesia» se encerrarán a partir de hoy miércoles en la Capilla Sixtina hasta definir quién será el nuevo pontífice, en una votación incierta y sin claros favoritos.

Estarán reunidos hasta que un candidato alcance una mayoría de dos tercios de los votos, en este caso, 89.

Muchos de los cardenales vienen de países lejos de Europa e históricamente marginados por la Iglesia de Roma. 108 de ellos fueron elegidos por el papa Francisco.

La gran interrogante es cómo será el sucesor del argentino Jorge Bergoglio, que promovió reformas y se enfocó en los pobres y en las periferias del mundo, como le llamaba, pero que también enfrentó resistencias dentro de la Iglesia.

ÚLTIMOS PREPARATIVOS

El lunes el Vaticano instaló las cortinas de terciopelo rojo en el balcón central de la basílica de San Pedro, que se abrirán para la primera aparición del nuevo papa.

Un video difundido por la Santa Sede el fin de semana mostraba a los trabajadores colocando un falso piso de madera para poner encima grandes mesas donde se instalarán los 133 cardenales electores.

Otros obreros instalaron en un rincón de la capilla la pesada estufa que servirá para quemar los votos secretos, mientras que los bomberos treparon al techo de tejas para arreglar el conducto de la famosa chimenea de la que saldrá el humo blanco al final del cónclave.

Los técnicos también oscurecieron «todas las ventanas del Palacio Vaticano en las áreas destinadas al cónclave» y desactivaron todos los dispositivos tecnológicos y sensores instalados en los últimos años en la Capilla Sixtina.

En 2005 Benedicto XVI fue electo en cuatro votaciones; en 2013, Francisco resultó electo en la quinta. En ambos casos el cónclave duró dos días.

¿Quién puede convertirse en el nuevo Papa?

En teoría, cualquier hombre católico bautizado puede ser considerado para la elección como pontífice. En la práctica, sin embargo, los cardenales prefieren elegir a uno de entre ellos.

Cuando el papa Francisco, fue elegido en el cónclave anterior en 2013, se convirtió en el primer pontífice originario de Sudamérica.

Sin embargo, los precedentes históricos sugieren que los cardenales son mucho más propensos a elegir a un europeo, y especialmente a un italiano. De los 266 papas elegidos hasta la fecha, 217 han sido italianos.

¿Cómo se hace pública la decisión sobre el nuevo Papa?

Tras la salida de la fumata blanca, el nuevo Papa suele aparecer en el balcón de la Plaza de San Pedro durante la siguiente hora.

El cardenal de mayor rango que participa en el cónclave anunciará la decisión con las palabras «Habemus Papam» (en latín, «tenemos un Papa»).

A continuación, presentará al nuevo pontífice con el nombre papal que éste haya elegido.

DESPEDIDA DE FRANCISCO

El Papa Francisco fue enterrado el sábado 26 de abril en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, tras una ceremonia masiva en la plaza de San Pedro para despedir al primer pontífice latinoamericano.

Durante la homilía, fueron destacados los esfuerzos del papa en defensa de migrantes y refugiados, y su llamado permanente por la paz.

Unas 250.000 personas asistieron a la ceremonia, entre las cuales había decenas de líderes y monarcas llegados de todo el mundo.

Tras la ceremonia, el ataúd fue llevado al lugar que el pontífice escogió como su última morada. El Vaticano estimó que unas 150 mil personas acompañaron el cortejo fúnebre por las calles.

La inhumación tuvo lugar durante una ceremonia íntima, en presencia de familiares de Jorge Bergoglio, quien fue el primer pontífice en adoptar el nombre de Francisco, en homenaje a San Francisco de Asís, el santo de los pobres.

Su tumba, que ya es visitada a diario por miles de personas, es fiel a su imagen de sencillez: de mármol procedente de la zona del norte de Italia de donde era originaria su familia, y con «Franciscus» como única inscripción.