Las personas que tienen vínculos sociales fuertes viven más tiempo. ¿Pasará lo mismo con las relaciones generadas a través de las redes sociales? Esa fue la pregunta que motivó un estudio realizado por investigadores estadounidenses en el que compararon los datos de 12 millones de usuarios de Facebook con los de no usuarios, en base a sus historias clínicas.
Los resultados de la investigación fueron publicados esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). La principal conclusión fue que los usuarios de Facebook que hacen un uso moderado de la red social tienen un 12 % menos de posibilidades de morir por varias causas (demencia u otros problemas de salud mental, ACV o enfermedades cardiovasculares, entre otras) que quienes no tienen perfil en la red.
Para el trabajo, el equipo liderado por William Hobbs, en base a los registros civiles de California comparó datos de 12 millones de usuarios de Facebook con no usuarios y los cruzó con sus historias clínicas. El seguimiento duró dos años. Entre los que tenían perfiles en la red social, exploraron cómo las interacciones virtuales -que también reflejan su actividad social cara a cara- están asociadas con la longevidad. «Encontramos que los usuarios de Facebook que aceptan más amistades tienen un menor riesgo de mortalidad, pero no aquellos que envían más solicitudes. El riesgo de mortalidad es más bajo para aquellos con altos niveles de interacción cara a cara y niveles moderados de interacción social online».
El director del estudio, William Hobbs, explicó en un comunicado que los resultados tan solo confirman la teoría elaborada en 1979 por la socióloga Lisa Berkman sobre que las personas con vínculos sociales fuertes tienen una mayor esperanza de vida.
Ese antecedente, sin embargo, estaba basado en interacciones personales, mientras que el estudio de Hobbs concluyó que aceptar solicitudes de amistad o publicar fotos (ser etiquetado en imágenes es un predictor fuerte de que dos personas tienen una relación cara a cara) en la red social equivale a establecer los vínculos socialesque teorizó Berkman.
«A medida que más y más personas utilizan las redes sociales para mantener las amistades, una pregunta sin respuesta es si este nuevo contexto se puede utilizar para medir la actividad social en el mundo real y, claramente, si las interacciones sociales en línea se asocian de manera similar con una mejor salud y mayor longevidad humana», planteó el investigador.
¿La conclusión? «Interactuar online parece ser saludable cuando la actividad es moderada y complementa interacciones personales«.
El investigador, no obstante, aclaró que solo se trata de un estudio observacional y que tiene muchas limitaciones. «No podemos decir que estimular a los usuarios a publicar más fotos en Facebook lo hará más longevo. Por otra parte, los estudios observacionales son a menudo un primer paso importante para una mejor comprensión de los fenómenos nuevos. Esperamos que este estudio estimule el interés en la investigación de los efectos sociales en línea sobre la salud, al igual que el clásico trabajo de Lisa Berkman y Leonard Syme (1979) estimuló el interés en la relación entre el apoyo social y la longevidad. En particular, las relaciones de observación aquí presentadas sugieren que las aplicaciones online que promueven explícitamente la vida social pueden generar resultados positivos para la salud».
Y finalizó: «Aunque se trata de un estudio asociativo, puede ser un paso importante para entender cómo, a escala global, las redes sociales podrían adaptarse para mejorar la salud social y física de las poblaciones modernas».