Aunque te vayas a la cama con tiempo de sobra para cumplir las ocho horas de media que se recomiendan, existen factores que pueden alterar un sueño reparador, hábitos cotidianos que pueden interferir en que alcances el merecido estado sin que te des cuenta.
1. Tomar alcohol antes de ir a la cama
Tomar una copa de vino durante la cena no es tan buena idea. Puede que en un principio sientas que te relaja, pero no le hará ningún favor a la calidad del sueño. Son los resultados de un estudio desarrollado por la Universidad de Melbourne.
“La gente tiende a centrarse en las propiedades sedantes del alcohol, que hacen que te quedes dormido antes, más que en la alteración del sueño que sucede a lo largo de la noche”, comenta Christian L. Nicholas, autor de la investigación.
2. Las pantallas
Es un hecho que los dispositivos electrónicos son parte de nuestra cotidianidad, incluso cuando nos vamos a la cama. Darle un último vistazo al email o hacer una lectura desde la tablet son comportamientos que se convirtieron en habituales.
Mirá también: Cuáles son los efectos de dormir solo seis horas
Sin embargo, la tecnología afecta al sueño más de lo que pensás. La luz azul que emiten las pantallas de estos gadgets (incluida la televisión) reduce la producción de melatonina, asegura la Fundación Nacional del Sueño estadounidense. Esta hormona controla los ciclos de sueño y vigilia y el resultado de que se limite se traduce en una mayor dificultad para conciliar el sueño.
3. Tomar cafeína demasiado tarde
Resulta obvio que tomar un café expreso tras la cena no es una práctica adecuada para conseguir un sueño rápido. Sin embargo, quizá deberías dejar de ingerir cafeína unas horas antes de lo que pensás. Un estudio de la Universidad de Colorado comprobó que tomar un expreso doble tres horas antes de irse a la cama causa un retraso en el reloj interno de 40 minutos.
Por su parte, una investigación publicada en el Journal of Clinical Sleep Medicine señala que incluso tomada seis horas antes de ir a la cama reduce el sueño en más de una hora.
4. Consultar las redes sociales
Aunque no estés posteando desde la cama, la dependencia de las redes sociales pueden influir en la calidad del sueño. Al menos, eso es lo que cuentan investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg.
Descubrieron que las personas de entre 10 y 32 años eran dos veces más propensos a tener problemas de sueño que quienes tenían menos relación con los entornos digitales.
En promedio, los participantes utilizaban las redes sociales 61 minutos y visitaban distintas cuentas de las mismas 30 veces a la semana. La evaluación reflejó que casi el 30% de los participantes tuvieron niveles altos de alteración del sueño.
5. Picotear grasas saturadas y azúcares
Permitirse un capricho de vez en cuando antes de dormir no hace daño a nadie, pero cuando el helado se convierte en tu postre diario, podés dar más vueltas en la cama de las deseadas.
Un estudio de la Academia Americana de la Medicina del Sueño mostró que cuanto más alta es la ingesta de grasas saturadas y azúcares menos reparador y más interrumpido es el sueño. ¿Su recomendación para mejorarlo? Una dieta rica en fibra.
FUENTE LA VANGUARDIA