Con su rudo aspecto de guerrillero, su carisma y sus discursos maratónicos, Fidel Castro sedujo tanto a las masas como a las mujeres, que sucumbían al «efecto Fidel», algo sobre lo cual el Comandante siempre se mantuvo reservado.
A lo largo de su vida, el luminoso Fidel multiplicó sus conquistas amorosas, a diferencia de su discreto hermano menor Raúl, quien fue hombre de una sola mujer: su esposa Vilma Espin, a quien conoció en la guerrilla y con quien estuvo casado desde 1959 hasta su muerte en 2007.
Rara vez durante sus incontables entrevistas el ex presidente cubano evocó sus relaciones sentimentales, aunque en una ocasión reconoció haber tenido «una vida llena de amor».
Incluso antes de ser conocido como «revolucionario», Fidel Castro sumaba conquistas. Prefería a las rubias, aunque no despreciaba a las mestizas.
En los años 1950 y 1960 sedujo a varias estadounidenses, alemanas e italianas y, en los 1970, tejió una amistad muy cercana con la actriz italiana Gina Lollobrigida, que realizaría un documental sobre él.
Poco después de su llegada al poder, en 1959, Fidel mantuvo una relación con una joven alemana, Martina Lorenz. En un libro, esta mujer refirió recientemente que la CIA la había convencido de asesinar al Comandante, aunque no se animó cuando llegó el momento fatídico.
En 1964, el Jefe tuvo una breve aventura con Evelyne Pisier, hermana de la actriz Marie-France Pisier, a quien robó de los brazos de su novio, el político francés Bernard Kouchner, en ese entonces joven estudiante que visitaba la isla.
Los historiadores le atribuyen al menos siete hijos.
«Políticamente, como revolucionario, rechazo la idea de mezclar a la familia en la política. Estas historias de primeras damas me parecen ridículas», confiaba en 2002 al director de cine estadounidense Oliver Stone en un documental.
En esa biografía revelaba que no estaba casado con Dalia Soto del Valle, la rubia de ojos verdes, 15 años menor que él, con quien vivió a partir de los 1980 en una casa en el oeste de La Habana.
Ex maestra de escuela, Lala, a quien conoció en 1961 durante una campaña de alfabetización, es la madre de cinco de sus hijos: Alejandro, Alex, Antonio, Alexis y Angel, llamado como el padre de Castro.
Fidel Castro decía que se había casado una sola vez, el 12 de octubre de 1948, con Mirta Diaz-Balart, una estudiante de filosofía de familia acomodada, madre de su hijo mayor, Fidelito, un físico nuclear de 67 años.
Se divorció en 1954 cuando se enteró de que ella estaba en la nómina del ministerio del Interior mientras él se encontraba en prisión por el asalto fracasado al Cuartel Moncada, acto fundador de su leyenda.
Entretanto, se enamoró de Natalia Revuelta, Naty, en 1952, una linda rubia casada que le dio una hija, Alina, en marzo de 1956. Muy rebelde, esta hija huyó a Estados Unidos en 1993 y desde entonces vive en Miami.
A mediados de 1955, Castro mantuvo también una relación con María Laborde, activista de su movimiento, con quien tuvo otro hijo, Jorge Angel.
Pero una de las mujeres más influyentes en la vida de Fidel Castro fue sin dudas Celia Sánchez, a quien conoció en la Sierra Maestra en 1957. Fue su mano derecha, su confidente, su secretaria personal, y quizás algo más, hasta su muerte, víctima de un cáncer, en 1980.
Con excepción de Alina, todos sus hijos viven en Cuba pero siempre estuvieron muy resguardados de la atención de los medios.
El artesano incansable de la revolución cubana confesaba haber consagrado poco tiempo a su progenitura pero a la vez esperaba «haber sido un buen padre durante el tiempo que pasé con ellos», según sus declaraciones a Oliver Stone.
(Fuente: AFP)