Hubo largas colas en la Plaza de la Revolución de La Habana, donde miles de personas desfilaron ante los restos del líder; mañana habrá un acto con representantes diplomáticos

HABANA.- Cuba comenzó ayer la despedida popular a Fidel Castro al mejor estilo del castrismo: todo bajo control, todo impecablemente ordenado. Tres larguísimas colas confluían en la habanera Plaza de la Revolución, miles y miles de personas desfilando ante los restos cremados del líder. Una tras otra, en calma, como si se tratase de una de las marchas del Primero de Mayo o de la huida ante la llegada de un huracán.

Todas ellas, ajenas a las amenazas vertidas por Donald Trump desde Estados Unidos. El presidente electo irrumpió a contracorriente, dispuesto a liquidar, o al menos a resquebrajar, el deshielo emprendido por Raúl Castro y Barack Obama hace dos años (ver aparte).

Y precisamente en medio de la despedida del otro actor que nunca vio con buenos ojos el acercamiento a su enemigo favorito de medio siglo.

Fiel a su estilo, Trump insistió en que Estados Unidos no ha recibido nada a cambio en el final de la guerra fría entre los dos países y en que si esto no cambia, cuando asuma la presidencia lo dará por terminado, como si de un negocio entre empresas se tratara.

En los alrededores del Memorial José Martí, en cambio, reina la calma más absoluta, como si los torbellinos que se provocan desde el vecino del Norte, a sólo 126 kilómetros, estuvieran sucediendo en otra dimensión. Y sin asomo, por ahora, de incertidumbres, porque en Cuba casi todo está atado y bien atado.

La gente avanzaba en pelotones, ya fueran procedentes de centros de trabajo, ministerios, escuelas o universidades. Algunos portaban las banderitas cubanas, la mayoría con semblante serio, alejada del tradicional bullicio caribeño. La única bandera estadounidense en kilómetros a la redonda se intuía en el salpicadero de un taxi que cruzó a 400 metros de una de las filas.

«Para mí, Fifo [Fidel], que así le llamamos en Santiago, todo lo hizo bien. Si tengo auto, estudios y mi familia, un hogar, es gracias a él. Por eso he venido, para darle las gracias», asegura Reynaldo, de 38 años, que no quiere dar su apellido.

Acaba de llegar hace un rato a la fila que parte desde la avenida Boyeros, y viene preparado con líquido y caramelos muy azucarados. Con un pañuelo se seca del rostro otras lágrimas, las del sudor.

«Fidel el 25 de noviembre no se montó en el yate Granma, se montó en el yate de la eternidad», repite el locutor de la televisión cubana. La programación «patriótica e informativa» continuó por tercer día, inasequible al desaliento, buscando cómo robar más emociones a su pueblo. Incluso con un apartado propio para el presidente, titulado «Fidel es Raúl». «Fidel es Fidel y no necesita cargo alguno», concluyó el general de ejército durante el último congreso del partido.

«Fidel querido, aquí estamos y aquí estaremos para seguir tu ejemplo, lo que aprendimos contigo», resalta en el mural de la Facultad de Comunicación, donde decenas de jóvenes han dejado escrita su despedida al comandante de Sierra Maestra. Desde mensajes de cercanía, como si fuera el abuelo que se mantuvo vigilante en tu niñez y adolescencia, hasta proclamas victoriosas: «Fidel es Cuba, Fidel es pueblo, Fidel no ha muerto».

«Fidel hizo de Cuba un pueblo libre, un ejemplo de dignidad, humanidad y solidaridad para el mundo entero. Cuba edificó la sociedad menos injusta de toda América latina», asegura la bonaerense Luciana Perlo Pereyra, «todavía sin poder asimilar la noticia de tu muerte». Su testimonio fue destacado ayer por Granma, el órgano oficial del Partido Comunista.

«¡Hasta la victoria siempre, comandante!», se despidió Luciana. Grupos de jóvenes extranjeros, muchos de ellos militantes comunistas, buscaban ayer acomodo en los autobuses que surcarán la isla en la Caravana de la Libertad, que inicia mañana su recorrido de más de 800 kilómetros.

Los testimonios abundan en estos días y sirven para construir el alma de hoy de los cubanos. «Sí, yo también estoy llorando, pero de la tristeza que siento al ver cómo el «Caballo» (Fidel) nos pisoteó y destrozó», dispara R. G, de 35 años, mientras escucha un reggaetón de Nicky Jam. Para él no existen ni ley seca ni prohibición musical. Cuba vivirá en estos nueve días de luto una nueva versión del histórico «El comandante mandó a parar», la consigna que aplacó la bulliciosa noche habanera en los comienzos de la revolución.

«Fidel me ha tenido haciendo múltiples colas durante toda mi vida para hacer una más para despedirme de él», resume José Miguel Sánchez, Yoss, el famoso rockero y escritor de ciencia ficción, todavía sorprendido por las ironías de la vida y de la muerte: el luchador anticapitalista falleció en Black Friday, el mismo día que el capitalismo bendice el consumo más exacerbado.

Guerra de cifras entre críticos y partidarios

En contra

Los adversarios de Fidel Castro se sirven de algunas estadísticas de la Cuba republicana para demostrar el fracaso de su régimen: en 1959, con una población de seis millones de habitantes, la isla poseía más electrodomésticos que cualquier otro país de América latina y tenía mejor infraestructura que cualquiera de sus vecinos.

70%

De las tierras en manos del Estado

Los críticos del régimen señalan la ineficiencia del sistema socialista. También critican que haya 3000 empresas estatales y que los espacios para la iniciativa privada sean reducidos, pese a las reformas.

1,4

Millones de toneladas de producción de azúcar

En 1958, la producción de azúcar superó cuatro veces la alcanzada en las zafras de estos últimos cuatro años, que estuvieron en torno a los 1,4 millones de toneladas anuales, cifras increíblemente bajas

A favor

Para los defensores de la revolución, cuentan otros datos: antes de 1959, la mortalidad infantil era superior a 60 por cada mil nacidos vivos; ahora es alrededor de 4,2. La esperanza de vida era de 60 años para los hombres y de 65 en el caso de las mujeres. Hoy se elevó en 15 años para ambos sexos

7,7

Médicos por cada mil habitantes

Hay un médico por cada 130 cubanos, la tasa más alta del planeta. En 1958, había uno por cada mil.

99,7%

Es la tasa de alfabetización en Cuba

Éste es uno de los puntos que más señalan los defensores del régimen.

AGENCIAS