Los hijos de Fidel Castro componen un enigma en sí, si se tiene en cuenta que nadie puede confirmar con certeza cuántos son. Algunos dicen siete, otros nueve e incluso más. Muchas mujeres, muchos hijos, es la ecuación.
El cálculo más exhaustivo lo hizo la periodista Ann Louise Bardach en el libro «Without Fidel» (2009), y su cuenta llega a ¡once! Todos viven en Cuba menos, Alina, que reside en Miami.
Entre ellos, están los cinco hijos que tuvo con su compañera de larga data, Dalia Soto del Valle, una maestra de escuela que conoció durante las campañas de alfabetización de los años 60, y con quien se casó recién en 1980. Los cubanos le conocieron la cara en 2003, cuando se mostraron imágenes en la TV estatal.
Los hijos de ambos son Alexis, Alexander, Antonio, Alejandro y Ángel.
Y es Antonio Castro Soto, «Tony», cirujano ortopédico, quien ha cobrado atención en estos días en ocasión de la muerte de su legendario padre, y a raíz de los detalles que comienzan a emerger de la privada y hermética vida que llevaba Fidel y su entorno.
Al parecer, a «Tony» Castro, médico del equipo nacional de béisbol, le gusta la buena vida. Tiene una fascinación por hospedarse en hoteles que cuestan más de mil euros por noche y una docena de personas asisten con él a sus reuniones en todas partes, según desempolvan ahora algunos medios latinoamericanos, como el mexicano Excelsior.
Según estas publicaciones –que difunden fotos de «Tony» en exclusivas vacaciones en 2015 en Turquía y Mykonos, Grecia–, el hijo de Fidel lleva una vida plena de opulencia, alejada de la austeridad cubana.
Los diarios turcos informaron entonces que Antonio Castro había reservado cinco suites para él y sus amigos en un hotel cinco estrellas de Bodrum, a donde llegó en un barco desde Mykonos. Los medios no aclararon si el yate era alquilado o de su propiedad.
Alertados, los paparizzi hallaron a Tony en la noche turca y fueron sacados a empujones por guardaespaldas. Algunas imágenes de ese hecho fueron subidas a Youtube.
«Se da lujos como cuando pasó unos días en el complejo turístico turco de Bodrum, junto a una comitiva de 12 personas», relata ahora Excelsior.
Tony además fue nombrado el año pasado embajador global de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol con la esperanza de impulsar la campaña para que ambos deportes puedan retornar al programa de los Juegos Olímpicos en Tokio 2020.
Y sería, además, uno de los impulsores de movilizar al golf en Cuba para atraer inversiones.
Antonio Castro, de hecho, es uno de los mejores jugadores de golf de la isla, ganador de la Copa Montecristo de 2013. Es más, el golf se ha convertido en eje central de los planes de expansión para atraer más turismo a la isla, principal fuente de ingresos, después de las remesas.
Otra clásica es la imagen del hijo de Castro con un cigarro. Y quienes lo conocen se refieren a él como una persona inteligente, visionario, un excelente conversador y un negociador nato, pero tiene una debilidad: sus dotes de Don Juan, algo que muchos también vieron en Fidel.
En 2009, la cadena norteamericana ABC News divulgó la historia de un anticastrista de Miami que, alertado de la debilidad de Tony por las mujeres, se hizo pasar por una en Internet para cazarlo infraganti.
Según ABC, Luis Domínguez, un cubano de 46 años, residente en Miami, se hizo pasar por «Claudia Valencia,» una supuesta belleza morocha de Cartagena, en sus 20s.
Al parecer, Antonio Castro mordió el anzuelo y llegó a chatear durante horas con la falsa mujer, ante quien fanfarroneaba sobre su vida, sus viajes al exterior, su fácil acceso al dinero y su cercanía con líderes mundiales y celebridades.
A Tony Castro nunca le pareció un problema la contradicción de su estilo de vida y el modelo socialista impuesto por su padre en la isla. Tanto así que en uno de los pocos tuits que llegó a escribir en la red social se defendió: “Sí, soy el hijo de Fidel Castro ¿Y qué?”
FUENTE:AGENCIAS