Todo está listo en Chapecó para el día más triste de su historia. Después de un viaje de 12 horas, con escala en Manaos, hoy a la mañana llegaron los tres aviones de la Fuerza Aérea brasileña que transportan los cuerpos de los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes del Chapecoense que murieron en el accidente que los llevaba a Medellín, para jugar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana. Será un funeral masivo, con más de 100 mil personas, algo inédito para esta tranquila ciudad del suroeste de Brasil, conocida por el sorprendente crecimiento de su equipo de fútbol en los últimos años. “No murió el equipo, murió la ciudad”, dijo uno de los responsables del club a la BBC. Chapecó cumplirá 100 años en 2017 pero la fiesta no será posible. El destino de este pueblo cambió para siempre.

Todo está como fuera de escena en estos días. Postales que no se corresponden con el ritmo tranquilo de esta ciudad. En el Arena Condá, más de 600 flores decoran el campo de juego, con el escudo en negro del Chapecoense y del Atlético Nacional. Hay más de 100 coronas de flores y velas encendidas en las tribunas. Algunos hinchas incluso pasarán la noche refugiados en las tribunas, para tener una mejor ubicación mañana. El estadio ya está decorado con las banderas y carteles de los hinchas. “Gracias Colombia, Gracias Atlético Nacional, un solo corazón, una sola nación”, “Que Dios los reciba con los brazos abiertos”, “Forza Chape, estamos con ustedes”. Fuera de escena es también cruzarse con gente llorando, así de la nada, en la calle o en el estadio.

Antes del funeral en el estadio habrá una ceremonia en el aeropuerto, con la presencia del presidente de Brasil, Michel Temer. Después, el cortejo recorrerá unos 10 kilómetros hasta el estadio, en un trayecto que podría demorarse más de dos horas. La presencia de Temer fue rechazada por muchos de los familiares de las víctimas. “Que venga al estadio si realmente quiere homenajearlos. Nosotros no vamos a ir al aeropuerto para verlo a él”, dijo Osmar Machado, papá del defensor Filipe Machado. La llegada de Temer cambió también el ritmo de la ciudad. El funeral estaba siendo organizado de manera casi artesanal, por la comisión directiva del Chapecoense, pero la logística empezó a cambiar con la confirmación de la visita del presidente y la llegada también de más de 800 efectivos de seguridad. También se espera al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el técnico de la selección de Brasil, Tite.

Desde el martes, el campo de juego del Arena Condá se fue poblando de medios de todo el mundo. Hasta ayer, más de 1300 acreditados de 26 países, que transmiten en vivo y a toda hora. Pero también, entre los acreditados, deambulan los familiares de las víctimas. La mayoría del tiempo están en la zona de vestuarios, pero cada tanto salen a caminar por el campo de juego, siempre acompañados por psicólogos. El padre del arquero Danilo es uno de los que no dejó el estadio en estos cuatro días. Siempre atento para los saludos de los hinchas y muy respetuoso con los medios de prensa, solo se quebró cuando vio llorar a su nieto. Se quebró él y lloró todo el estadio. El vínculo de los jugadores con la ciudad es muy fuerte. El preparador físico Anderson Paixao será enterrado en el cementerio de Chapeco, a pesar de no haber nacido aquí. Susana Ribas, la mujer de Willian Thiego, decía ayer: “No me puedo acostumbrar a esto, todavía lo estoy esperando. El se fue a jugar y tiene que volver”. La vuelta menos esperada será finalmente hoy.

 

FUETE:AGENCIAS