Cuando hablamos de frutos secos, existen muchas dudas y también falsas creencias. Si son realmente buenos, si engordan demasiado o si es necesario incorporarlos a los platos de todos los días son algunos de los interrogantes más típicos. Sumado a esto, hay una gran variedad de opciones menos conocidas y que también generan confusión.
Para terminar con esto y aprovechar realmente sus virtudes, te damos en esta nota las respuestas a las inquietudes típicas.
¿Por qué se llaman así?
– La razón es que todos tienen una característica en común: en su composición natural, tienen menos de un 50% de agua. Son alimentos de alto contenido energético, ricos en grasas, proteínas y también, oligoelementos. Según el tipo de fruto seco, también pueden aportar buenas cantidades de vitaminas (sobre todo del grupo B) o ácidos grasos omega 3. Si bien hay una gran variedad, los más conocidos son las almendras, las avellanas, las castañas, el maní, las nueces, los piñones, los pistachos, las semillas de calabaza y de girasol.
¿Todos los frutos secos tienen propiedades positivas para nuestra salud?
Según un estudio realizado recientemente por la Universidad de Harvard, que se suma a otros informes al respecto, las personas que comen frutos secos a diario no sólo mejoran su condición cardíaca sino que, además, tienen una mejor salud y una vida más larga que aquellas personas que no los consumen. Grasas saludables, omega 3, fibras, fenoles vegetales, proteínas, vitaminas, minerales, flavonoides y grandes cantidades de antioxidantes, son algunos de los compuestos que hacen de los frutos secos un hábito saludable y recomendable para nuestra alimentación.
¿A qué se deben las críticas que reciben?
Las opiniones en contra con respecto a su consumo están asociados, principalmente, a un alto valor calórico. Sin embargo, y considerando todos los atributos que los convierten en una opción saludable, este es uno de esos casos en los que se puede decir “que sumar calorías resta”.
Es importante que, cuando de cuidar nuestra salud y sentirnos bien se trata, empecemos a dejar de lado esa moda –claramente perjudicial – de basar nuestras elecciones en contar cada caloría que consumimos. Moda que, como está visto, no lleva a la adquisición de hábitos saludables, ni de los soñados “cuerpos perfectos” sino que por el contrario, ha redituado en un aumento de los trastornos alimenticios.
¿Cuántos frutos secos debo comer cada día?
Si incorporamos unos 30 gramos por día (los que quepan en la palma de una mano), dando variedad y textura a nuestra alimentación, no solo estaremos nutriéndonos de forma saludable y responsable sino que, además, nos permitirá reemplazar otras alternativas menos ricas en propiedades positivas para nuestra salud.
¿Son aconsejables para los diabéticos?
SÍ, ya que no contienen azúcar, aportan carbohidratos de absorción lenta (fibra) que mejora los niveles de azúcar en la sangre y grasas saludables que ayudan a controlar el colesterol.
¿Es cierto que protegen el corazón?
Sí, porque poseen grasas insaturadas que son beneficiosas para el corazón y las arterias ya que disminuyen los niveles de colesterol malo en sangre, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
¿Son recomendables en períodos de examen o de alta concentración?
Sí, ya que contienen mucha cantidad de lecitina, fósforo, y otros minerales que ayudan a potenciar la memoria y son beneficiosos para el sistema nervioso.
– ¿Son recomendables ante problemas de estreñimiento?
Sí, porque contienen alta cantidad de fibra que favorece el tránsito intestinal.
¿Por qué deben ser consumidos por personas hipertensas?
En este caso, la recomendación es el consumo de almendras que aportan potasio, el mineral que se pierde cuando se realiza un tratamiento antihipertensivo.
Por la doctora Virginia Busnelli, médica especialista en Nutrición y directora de CRENYF