El papa Francisco animó ayer a un grupo de madres a “amamantar sin miedo” dentro de la Capilla Sixtina, durante la celebración de la misa de bautismo de 28 pequeños hijos de empleados de la Santa Sede. “Comenzó el concierto”, afirmó el pontífice entre risas, cuando un grupo de los 15 niños y 13 niñas que recibieron el bautismo comenzaron a llorar apenas pasadas las 9:30 locales.
“Es porque los niños se encuentran en un lugar que no conocen, quizás se levantaron antes de lo habitual. Empieza uno y después los otros. Algunos lloran simplemente porque llora otro”, agregó luego el obispo de Roma en la ceremonia realizada en la célebre sala de los Museos Vaticanos pintada por Miguel Ángel. “Y como la ceremonia es un poco larga, quizás alguno llora de hambre. Si es así, les digo a ustedes las madres: ¡amamanten! Sin miedo, con toda normalidad. Como María amamantaba a Jesús”, agregó durante la homilía.
Luego, de cara a los padres y a más de 200 parientes que colmaron la espectacular sala sede de los cónclaves, Francisco animó a los familiares a “hacer crecer la fe y custodiarla” en los niños.
Este mensaje del Papa se da después de que en muchos países se produjeran episodios en los que algunas madres fueron cuestionadas por amamantar a sus bebés en la vía pública. Incluso, en algunos países, como en México, por ejemplo, se ha reglamentado que discriminar a una madre que le está dando el pecho a su hijo puede derivar en una pena en prisión. En concreto, se refiere a una norma mexicana que establece que discriminar a quienes procedan a amamantar en público puede dar como resultado una sanción de cárcel efectiva. Sí, exactamente de 36 horas en prisión para el infractor.
Por eso, las palabras de ayer del Papa, tomando con absoluta normalidad el amamantamiento en público de los bebés, es un mensaje muy significativo de la Iglesia hacia el mundo.