Sustancias como la daidzeína y la genisteína, denominados fitoestrógenos, presentes en productos derivados de la soja, como la leche, yogures, el tofu o miso, así como el metil-parabeno, que se halla en muchos productos cosméticos, empobrecen la calidad espermática, y por tanto su capacidad reproductora.

Un estudio piloto, en el que participaron 25 voluntarios masculinos, buscaba analizar el efecto de polucionantes ambientales –disruptores endocrinos– y otras sustancias como los fitoestrógenos sobre la frecuencia de aneuploidias o aberraciones cromosómicas en los espermatozoides, y por tanto en su calidad.

Los disruptores endocrinos son agentes externos con los que cualquier persona tiene contacto por el simple hecho de vivir en la sociedad actual, y que afectan a nuestro equilibrio hormonal. Investigaciones como esta contribuyen a esclarecer en qué medida estamos expuestos y cómo afectan a la capacidad reproductiva del hombre, permitiendo tomar medidas para aumentar las posibilidades de éxito de los tratamientos de reproducción.

El estudio ha consistido en determinar, mediante un completo cuestionario, a qué contaminantes estaban expuestos los voluntario para, posteriormente, medir la presencia de estas sustancias en sangre, orina y semen. El equipo investigador ha descubierto que un alto nivel de estos disruptores endocrinos en el semen puede dar lugar a espermatozoides con un número inadecuado de cromosomas.

Estas anomalías son causantes, por ejemplo, de una mala movilidad de los espermatozoides y de otras malformaciones, algo que influye negativamente en la capacidad reproductora.

En una futura fase de la investigación, el objetivo será reproducir el estudio con mujeres y evaluar si estos agentes también influyen en su capacidad para la reproducción.