El presidente de Brasil, Michel Temer, anunció hoy que pedirá al Tribunal Supremo la suspensión de la investigación abierta en su contra por los supuestos delitos de corrupción y obstrucción a la justicia.

El presidente, en un mensaje a la nación, insistió en que seguirá al frente del Gobierno y cuestionó la validez de las grabaciones realizadas por uno de los dueños de la empresa JBS y en la que, según la Fiscalía, Temer avala la compra del silencio de un poderoso diputado preso por corrupción.

Peritos contratados por medios locales afirmaron hoy que la grabación realizada por Joesley Batista, uno de los dueños de JBS, y que implica a Temer fue editada antes de ser entregada a la Fiscalía, lo que fue citado por el presidente como una prueba de su invalidez. «Esa grabación clandestina fue manipulada y adulterada con objetivos nítidamente subterráneos», subrayó el mandatario, en su segundo pronunciamiento desde que estalló el escándalo el miércoles por la noche.

Temer insistió en que no cometió ningún delito, que «nunca compró el silencio de nadie» y que no obstruyó a la Justicia, como ha apuntado el fiscal general, Rodrigo Janot, en la petición de investigación que ha autorizado el Supremo.

El Partido Socialista Brasileño (PSB) se retiró el sábado de la coalición de Michel Temer y pidió que renuncie, complicando aún más la frágil situación del primer mandatario. 

El partido del fallecido Eduardo Campos, hizo el anuncio poco antes de que Temer le hablara a la nación por segunda vez en una semana para decir que no dejará el cargo. El mandatario presentó también una petición ante la Corte Suprema para que suspenda su pesquisa por acusaciones de que él respaldó el pago de sobornos para comprar el silencio de un ex legislador encarcelado por corrupción.

La pérdida de los siete senadores y 35 diputados socialistas que estaban en la coalición significa que los ambiciosos planes de Temer de reformar el sistema de pensiones y las leyes laborales del país tienen aún menos probabilidades de aprobación.