El ex ministro todopoderoso Julio De Vido quedó contra las cuerdas en el Congreso. En una reunión de comisión efervescente y de alto voltaje político, Cambiemos logró el respaldo del massismo para avanzar con la expulsión del diputado kirchnerista del Congreso. El acuerdo es un paso clave para lograr un dictamen de mayoría y llevar la discusión al recinto la semana próxima. Allí, el oficialismo enfrentará un escenario más complejo para dar el knock out final.
Ayer, durante la reunión de Comisión de Asuntos Constitucionales, el Frente Renovador explicitó a viva voz que apoyará la exclusión de De Vido del cuerpo parlamentario por «indignidad», debido a la multiplicidad de causas judiciales en su contra. Así, el massismo accedió a dejar de lado sus proyectos de desafuero o «suspensión», para apoyar la moción más dura, impulsada por Elisa Carrió.
La firma del dictamen, sin embargo, quedó en suspenso hasta el martes que viene porque, en la negociación, el espacio de Sergio Massa pidió darle siete días al ex ministro kirchnerista para que haga su descargo.
«Esperamos que el Frente Renovador cumpla, pasaron cosas raras en los últimos días, como ocurrió con la ley de responsabilidad empresaria», decían desde Cambiemos en un corrillo parlamentario en referencia a posibles cambios de postura de acá al martes.
El plan del oficialismo y del Frente Renovador es que el dictamen se firme el martes, y que baje sin demoras al recinto, con una sesión especial en la Cámara baja el miércoles próximo. Será una semana crucial: para lograr excluir a De Vido son necesarios los dos tercios de los presentes en la sesión y Cambiemos tiene que sumar voluntades contrarreloj.
El receso parlamentario sumado a la campaña atentan contra los cálculos finos, con buena parte de los legisladores en sus provincias.
El cálculo que, por estas horas, hace el titular de la Cámara Emilio Monzó es que el número se puede alcanzar, pero con un margen muy estrecho. «Si el kirchnerismo sienta a todos los suyos al recinto, necesitamos, al menos, 144 votos. Todos los bloques más pequeños serán clave. Pero nadie querrá quedar como responsable político si fracasa la salida de De Vido en medio de la campaña», analizaban ayer en el oficialismo.
«Me hubiera gustado que De Vido tenga la responsabilidad moral de renunciar en lugar de hacernos pasar este trago amargo», manifestó Graciela Camaño (FR). El radical Mario Negri resaltó que se trata de un caso «excepcionalísimo. No vamos a empujar todos los días un colega por la ventana».
Desde el kirchnerismo, en tanto, Diana Conti calificó la reunión como «un circo y una parafernalia» para tener de «chivo expiatorio» a De Vido. «¡El que esté libre de culpa que tire la primera piedra!», gritó durante la reunión.
De cumplirse el cronograma pautado, la discusión por De Vido se dará a tres semanas de las PASO. Todos los bloques encenderán la calculadora política para definir su voto final.
(En base a La Nación)