El Gerente Deportivo explicó cómo es posible la revolución institucional de Cerro Porteño de Paraguay, en un ámbito similar al del fútbol uruguayo.

(Por Jorge Savia)

Cerro Porteño eliminó a Boston River de la Copa Sudamericana, barriendo con una contundencia inobjetable a un rival que en el ámbito doméstico del fútbol uruguayo le quitó el invicto a Nacional tras darle flor de “baile” en el partido del Torneo Apertura pasado, y al cual Peñarol todavía  –desde que el equipo chico subió a Primera División a mitad de 2016- no ha podido ganarle.

El resultado no representa mayor sorpresa, dado el poderío económico e institucional del club paraguayo, cuyo Director Deportivo es Daniel Enríquez, quien en abril del corriente año renunció al cargo de Director Técnico de Desarrollo de la Asociación Uruguaya de Fútbol que ocupaba desde agosto de 2015, tras ser elegido mediante un procedimiento de captación que revela qué tipo de rival tuvo Boston River; adentro y, sobre todo, afuera de la cancha.

A mí me contrató una reconocida consultora externa internacional colombiana, a la que Cerro Porteño recurrió para realizar una investigación interna con el objetivo de que el club dejara de ser un club paraguayo tradicional, básico, y se convirtiera en un club modelo en el fútbol sudamericano, y en el futuro lograse ganar una copa, porque es el club más popular de Paraguay, pero nunca ganó la Libertadores o la Sudamericana”, dijo a “La oral Deportiva” el entrenador uruguayo.

Según Enríquez, “la consultora determinó que había que llevar un director deportivo de nivel internacional, con éxitos comprobados; y dentro del perfil, tenía que haber estado en un club grande, ganado campeonatos y saber de juveniles, porque la cantera de Cerro Porteño es importante”, lo que resultó un factor decisivo a favor del ex Coordinador de Divisiones Juveniles (1999/2005) y también ex Gerente Deportivo (2006/2013) de Nacional, donde además fue técnico de Tercera y Cuarta División, en el marco de un proceso de formación de varias generaciones de futbolistas entre los que se destacan nombres como los de Gustavo Munúa, Martín Cauteruccio, Bruno Fornaroli, Luis Suárez, Nicolás Lodeiro, el “Morro” García y Sebastián Coates.

“La consultora buscó en todos los países de América y cuando investigaron en Uruguay saltó el nombre mío”.

Daniel Enriquez luego de tomarse un café a la antigua en diálogo mano a mano con Jorge Savia.

Me llamaron, mantuvimos alguna entrevista cuando yo todavía estaba en la AUF, y después hasta a una sicóloga me mandaron”, recordó Enríquez, que de su extenso y proficuo trabajo anterior en Nacional, citó un dato como quien revuelve en un arcón y saca una medalla: “Mi primera decisión como Gerente Deportivo en 2005, fue hablar con Martín (Lasarte) para que subiera a Suárez”.

“Llevé un fisiólogo brasileño, llegó Leonel (Álvarez, el entrenador) que tiene un salario importante, en el equipo principal tenemos dos entrenadores de arqueros, en el cuerpo técnico trabajan dos colombianos, dos paraguayos y dos uruguayos. Hay un nutricionista que antes no había, armamos un gimnasio de última generación…transformamos el club; pero eso ahora tiene que ir acompañado de resultados”, comentó el hoy Director Deportivo de Cerro Porteño acerca de la transformación que encabezó en los tres meses y medio que lleva en su cargo.

Por esto último, precisamente, no llama la atención que un club donde sólo el presupuesto del plantel principal asciende a los 700.000 dólares mensuales haya eliminado con autoridad a un equipo chico del fútbol uruguayo; pero sí despierta curiosidad cómo es posible sustentar en el plano financiero una revolución como la que encara Cerro Porteño, que tiene en sus filas a “Palito” Pereira, antes llevó a Victorino y ahora contrató a Pallas, además de que “está por inaugurar un estadio FIFA como el de Peñarol”. Según Enríquez, en un país chico, sin una gran cantidad de habitantes, en cuyas canchas no se ve más gente que en las nuestras para los partidos de los torneos de entrecasa.

La respuesta de Enríquez a “La Oral Deportiva” fue clara: “Los presidentes (de los clubes) tienen mucha plata.

Hay plata. El alma mater y ex presidente de Libertad, es el hoy Presidente de Paraguay: Horacio Cartes; y el nuestro (de Cerro Porteño: Juan José Sapag) es dueño de 311 estaciones de nafta y de Ecopetrol, un edificio gigante; tiene astilleros con barcos petroleros; es propietario de tierras en gran parte del Chaco, y si deportivamente nos va bien, puede ser el futuro Presidente de Paraguay, porque los cerristas lo votarían todos a él: tiene una popularidad tremenda, y es entrador. Va a programas de espectáculos, es muy carismático”.

La comparación con la realidad del fútbol uruguayo, entonces, no tarda: “El presidente de Olimpia también está muy bien económicamente, y si hay que poner, pregunta: ‘¿Cuánto?’, y ¡pla!, pone. Eso acá no pasa. Tenés que ir a la contaduría del club, después al departamento jurídico…allá, en cambio, si se calientan se llevan (entrenador o jugador) al que quieran; aunque, ojo: los ricos también cuidan el dinero, tampoco te regalan nada”.

Igual, tal vez por aquello a lo que se refiere el dicho popular de que “ya está todo inventado”, Enríquez alude al manejo financiero de su actual club retrotrayéndose a sus épocas de Nacional: “En 2005 cuando Eduardo (Ache, presidente tricolor) pasó al Ejecutivo de la AUF, Alarcón agarró el manejo económico del club y lo primero que hizo fue pagar los sueldos que nos debían, porque los técnicos de juveniles teníamos 16 meses de atraso. ‘Yo voy a empezar a pagar mes a mes, y en 12 meses les voy a pagar los 16 que tienen atrasados’, nos dijo; y todos los meses pagaba el sueldo y una cuota, igual que está haciendo hoy Cerro Porteño. Antes debía dos meses y para cobrar julio, por ejemplo, tenías que esperar a octubre. En cambio, ahora todos los 31 pagan el sueldo y una parte de la deuda durante seis meses para saldar los dos que tienen atrasados”.