Fueron 48 los muertos en el accidente registrado ayer en Perú al precipitarse un ómnibus en el desfiladero de una ruta con negra historia en Perú.

Las 52 curvas, la falta de barandas metálicas y la neblina que a menudo hay en la zona, hacen que la carretera de Pasamayo sea una de más mortíferas de Perú.

Es que en la zona conocida como Pasamayo, en el norte de Lima, desde hace décadas han ocurrido numerosas tragedias víales, como la de Pichulita, el personaje del cuento de Vargas Llosa.

Sus 52 curvas, la falta de barandas metálicas y la neblina que a menudo hay en la zona, hacen que el serpentín sea una de las rutas más mortíferas del país.

La ruta, que une el distrito de Ancón con la provincia de Chancay, tiene una extensión de 22 kilómetros.

Según informa el diario local El Popular, a lo largo de los años los accidentes fueron tantos que ni siquiera el Ministerio de Transportes y Comunicaciones cuenta con estadísticas exactas sobre las víctimas.

Además, entre abril y diciembre, se suma el problema ulterior de la neblina, que complicar todavía más a los conductores que transitan la ruta.

Y aunque el accidente del autobús fue causado por el choque con un camión, en el tramo en el que transitan los vehículos pesados, tampoco la variante de Pasamayo en donde transitan los livianos está libre de accidentes mortales, causados en muchos casos por los derrumbes de arena que invaden la pista.

Miguel Sidia, experto peruano en transporte, pidió a las autoridades que inmediatamente realizaran estudios para construir una nueva carretera más lejos del acantilado donde ocurrió el accidente.

«Como peruano, es vergonzoso», dijo.