Un estudio científico publicado en el último número de una prestigiosa revista académica confirma la importancia de la lactancia materna.
El informe difundido en en la prestigiosa «Pediatrics», concluye que dar el pecho durante al menos los dos primeros meses de vida del bebé, aunque no sea lactancia materna en exclusiva, reduce el riesgo de muerte súbita del lactante al menos en un 40%.
Los investigadores examinaron los datos recabados a partir de otros ocho estudios internacionales, examinando y comparando las circunstancias de 2.267 casos de muerte súbita y unos 6.837 casos de niños que sobrevivieron.
– Las conclusiones y los antecedentes
La lactancia materna reduce el riesgo en un 40% si se lleva a cabo durante los primeros dos meses. Si la lactancia se prolonga entre los cuatro y los seis meses, el riesgo se reduce hasta el 60%. Pasado los seis meses esa protección asciende al 64%.
No obstante, dar la teta menos de dos meses no supone protección alguna. Aún se desconoce qué mecanismos desencadenan esta protección.
No se trata del primer estudio que vincula la lactancia materna como un factor de protección frente a la muerte súbita del lactante, de origen desconocido y que supuso la muerte de 3.700 bebés en Estados Unidos en 2015, uno de los países con ratios más bajos de lactancia materna en todo el mundo.
Tanto la American Academy of Pediatrics como la Organización Mundial de la Salud recomiendan por distintos motivos, incluido este factor de protección, la lactancia materna al menos hasta los seis meses y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los 2 años o más, mientras madre e hijo lo deseen.
– ¿Cómo prevenir la muerte súbita del lactante?
El Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) es la principal causa de muerte de bebés entre un mes y un año de edad.
Estas son algunas recomendaciones para disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante, según el doctor Alejandro Jenik, médico del Servicio de Neonatología del Hospital Italiano de San Justo:
1. Acostar al bebé boca arriba. Conviene hacerlo desde que nace, dormir de costado no resulta tan seguro como dormir boca arriba. No hay posibilidades de que los bebés sanos acostados boca arriba puedan aspirar el vómito a los pulmones. A partir de los 5 o 6 meses es normal que los bebés tiendan a darse vuelta. Eso no se debe impedir, ya que a esa edad el riesgo de SMSL disminuye considerablemente, aunque conviene siempre acostarlo boca arriba. Si encuentra al bebé boca abajo, simplemente hay que darlo vuelta.
2. No exponerlo al humo del cigarrillo. Fumar durante el embarazo o exponer al bebé nacido al humo del tabaco provoca un aumento de SMSL. Durante el embarazo, los componentes químicos dañiños del cigarrillo pueden interferir con el funcionamiento normal de la placenta al disminuir hasta en un 38% la cantidad de sangre que pasa a través de ella. De esta forma, el feto se ve privado de nutrientes y de oxígeno. La nicotina complica, especialmente, el desarrollo del sistema nervioso central del bebé. El daño es muy difícil de observar debido a que ocurre a nivel celular, pero aunque el consumo sea bajo, el bebé siempre acumula niveles de nicotina mayores que su propia madre.
3. No abrigarlo en exceso. Los bebés no deben tener ni mucho frío ni mucho calor. Demasiado calor aumenta el riesgo de SMSL. Si el bebé transpira o tiene la zona abdominal caliente hay que quitarle parte del abrigo. No importa si tiene las menos o los pies fríos, es normal.
4. Asegúrese de que la cabeza quede descubierta. Si la cabeza del bebé queda cubierta con la ropa de cama tiene un mayor riesgo de padecer SMSL.
5. Evitar el “colecho”. El dormir en la misma cama con los papás no es recomendable ni seguro para el bebé. Éste debe dormir en una cuna al lado de la cama de los papás hasta los seis meses de edad.
6. Priorizar la lactancia materna. Ésta protege la salud del bebé y disminuye el riesgo de SMSL.

7. Promover el uso del chupete. Existe una fuerte asociación entre la utilización del chupete y la disminución de SMSL, por lo que es bueno ofrecer el chupete al niño durante la noche o la siesta sin obligarlo a que lo acepte.