Carlos Vera en su columna “Pongamos pienso” de Fuentes Confiables siguió repasando los grandes avances científicos previstos para 2018. Los descubrimientos o avances más esperados para este año nos lo proporciona la revista Science a partir de la cual le mostramos cuáles son las expectativas científicas de progreso para el año.
Una de las proyecciones mayores de la ciencia para el siglo XXI estarán en el campo de la neurociencia, así como en la biotecnología, la bioinformática y en la ingeniería ambiental. Cuando decimos neurociencia, decimos la necesidad de nuestra especie de saber cómo funciona el cerebro, aparentemente pero con buena evidencia, de que es el sitio del cuerpo humano donde se generan todos los procesos que lo controlan y donde se desarrollan los procesos creativos, de síntesis, conocimiento y la experiencia adquirida, pero además que es el modelo que sigue buena parte de la informática y emular el comportamiento, en una computadora, de la red neuronal.
Por allí vienen dos expectativas científicas para el 2018
- Cómo se forma el pensamiento humano porque ya los Neurocientíficos de Berkeley han observado por primera vez, el progreso de un pensamiento a través del cerebro, desde la fuente de la inspiración hasta la respuesta mostrando como la corteza prefrontal coordina la actividad para ayudarnos a reaccionar ante una percepción. Los resultados se publican en Nature Human Behaviour (Comportamiento de Naturaleza Humana)
- Una computadora lee y recrea lo que piensa una persona: analiza la actividad cerebral y reproduce imágenes vistas o imaginadas.
Esto último lo estudiaron científicos japoneses que desarrollaron una red neuronal de electrodos externos y algunos internos rodeando al cerebro, que fue capaz de leer lo que una persona tiene en su mente, y además de reflejarlo en una pantalla. También ha interpretado y reproducido lo que una persona recuerda de las imágenes que ha visto. Un paso más para conseguir proyectar hacia el exterior del cerebro el conocimiento humano.
Un casco lleno de electrodos, reconoce la zona y la intensidad del campo magnético creado por la actividad eléctrica de la comunicación entre neuronas, captura esa actividad, la transporta a una computadora donde un software (algoritmo) decodifica toda esa información en imágenes.
Los sentidos hacen eso: transportan sensaciones hacia el banco neuronal y hace que nuestro cerebro imagine lo que vemos, en un proceso complejo donde debe reunir los datos de todos los sentidos.
El algoritmo logra crear esa imagen ahora fuera del cerebro , combinando los sucesivos datos y “replixelando” varias veces ese conjunto de datos hasta alcanzar una imagen más nítida. El programa es de la familia de los que se utiliza en las Resonancias Magnéticas en medicina para dibujar las imágenes en las placas.
Es realmente toda una proeza tecnológica, porque hasta ahora los resultados obtenidos al usar algoritmos para decodificar imágenes mentales fueron muy limitados. El nuevo trabajo no solo ha aumentado la precisión en la percepción y reproducción informática de las imágenes mentales, sino que también ha podido interpretar y replicar formas que solo están en la imaginación de una persona.
La red neuronal fue capaz incluso de replicar imágenes cerebrales obtenidas, no de una visión directa, sino del recuero de una imagen vista con anterioridad. El resultado no fue exactamente el mismo, ya que no funcionó bien con los objetos, pero si con las formas geométricas.