House, Patos Cabreros y Aristophanes fueron los protagonistas de la octava etapa de la segunda rueda en una noche que contó con la actuación del Trío Escalera fuera de concurso al inicio.

Foto: @LeoCarnicelli

La lluvia tempranera del lunes y los pronósticos desalentadores que se conocieron durante la jornada, hicieron que la gente que estaba con la duda de salir o no a ver carnaval, terminara por decidir no ir y el Teatro de Verano se mostró con muchos lugares libres en las plateas para presenciar la apertura de la actividad a cargo del Trío Escalera fuera de concurso.

A segunda hora se presentó House, la revista bicampeona que volvió a colmar las expectativas como lo había hecho en la primera rueda que esta vez tuvo la fabulosa ejecución del planteo textual por parte de Pablo Oyhenart más afiatado sobre el escenario luego de lo que había sido su debut en Carnaval tras haber sumado experiencia en los tablados y, en una perfecta asociación con Lucía Rodríguez y Germán Medina, formaron un excelente trío que funcionó a la perfección pese a la poca concurrencia de público.

Gran cuerpo de baile que, más allá de que no es el protagonista del espectáculo (que gira en torno a la historia que cuentan los tres comediantes), desarrollaron las coreografías a la perfección y redondearon una excelente segunda pasada por el Ramón Collazo que ubica a la revista con un lugar en la Liguilla y con serias aspiraciones de pelear por el tricampeonato.

El tercer turno fue para los Patos Cabreros y su «Todo me pasa a mí», que repitió la actuación del primer pasaje con los respectivos ajustes y las mechas que aplicaron los tres cupleteros para buscar una mayor efectividad de un texto con algunos momentos más efectivos que otros y que va de menos a más durante los 45 minutos de actuación.

Pese a algunos problemas de audio en el arranque, la murga se acomodó a los excelentes arreglos de Rafael Antognazza y cantó con mucha fuerza e intensidad sin cometer el error de pasarse de revoluciones que genere alguna desafinación, aunque siempre al límite de sus posibilidades dejando todo sobre el escenario como si no hubiera mañana. El aspecto coral, uno de los más fuertes, es muy bien acompañado por una excelente propuesta estética que presentó unos hermosos trajes muy coloridos y amigables a la vista del espectador.

El cierre de la etapa fue para el «Equilibrio» de los parodistas Aristophanes, que se encuentran en la difícil tarea de dar pelea en la categoría estrella de este carnaval con espectáculos de muy alto nivel, y hoy no pudieron completar una actuación pareja en cuanto al rendimiento de los distintos bloques, tanto de la parodia de Karate Kid, como en la de Wilson Ferreira, más allá que esta segunda tuvo una mejor respuesta por parte del Ramón Collazo con muchos claros en la platea.

Algo a destacar es la búsqueda que tiene este conjunto en la comunicación con el público, este año haciendo que los presentes transportaran una bandeja con bowls con agua sin dejar que se vuelque, intentando dar un mensaje del trabajo en conjunto que debemos tener como sociedad. Antes de entonar la despedida, Federico Pereyra se encargó de dar un discurso desacartonado y buscando poner paños fríos (incluso manifestando que ya habían quedado relegados en la competencia) sobre los polémicos hechos de público conocimiento con respecto a los desencuentros que se dieron con Zíngaros y que generaron un enorme revuelo.

La rueda de ajustes continúa hoy a partir de la hora 20:30 con las actuaciones de revista Tabú, murgas Falta y Resto y La Trasnochada, y cierran los parodistas Zíngaros.