“El consenso político es necesario en el Uruguay de hoy, para poder seguir avanzando y progresando, no solo como sociedad, sino como nación en el contexto internacional”, afirmó Vázquez este martes 8 en la Academia Nacional de Economía. En la disertación «En busca de consensos clave», dijo que este requiere no solamente tolerar, sino reconocer a los demás como semejantes, iguales en materia de derechos y responsabilidades, ante la ley pero también ante la vida”.
Afirmó que el consenso “requiere respeto, confianza y lealtad entre las partes, transparencia y consecuencia”. Señaló que “no puede limitarse a que los involucrados opinen, sino que requiere que participen”. Enfatizó que “opinar es importante, pero participar lo es mucho más”.
Manifestó: “Al fin y al cabo, la vida de las personas y el devenir de la sociedad no son una tertulia ni un sillón enfrentado a una TV ni un espectáculo para apreciar desde un palco”. “En estos tiempos la neutralidad es un factor negativo para lograr consensos”, aseveró. “Hay que ser ciudadanos, no televidentes”, enfatizó.
“Los desafíos no se resuelven ni a los empujones ni a los gritos ni por Twitter”, graficó. Expuso que “requieren reconocimiento hacia el otro, respeto, diálogo, consensos y acuerdos posibles, políticas consistentes de corto y mediano plazo, transparencia, eficiencia y resultados tangibles en beneficio de todos”. “Se requiere democracia como forma de gobierno, pero, además, como estado de la sociedad”, recalcó.
Expresó que “para consensuar hay que dialogar” y puso como ejemplo el diálogo social que se desarrolló entre junio de 2016 y el mismo mes de 2017. Detalló que participaron 1.150 representantes de 678 instituciones en 11 mesas temáticas y decenas de foros. Indicó que durante ese proceso se recogieron 200 propuestas con orientaciones de políticas y líneas de acción en áreas estratégicas definidas a partir de tres grandes ejes temáticos: desarrollo e inserción internacional, protección social y políticas transversales, según los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
¿Cuánto de todo ocupó titulares?, se preguntó y respondió: “Casi nada”. ¿Por qué tanto silencio? “Seguramente la respuesta es multifactorial y probablemente haya errores del Gobierno, así como algunas mezquindades ajenas”, sostuvo.
Opinó que los conflictos son inherentes a la naturaleza humana, más aún, dentro de la institucionalidad democrática a veces es mejor un buen conflicto que una falsa armonía. En este sentido, sentenció que “en democracia el matiz, la diferencia y el conflicto no son una patología, sino algo natural, y estimulan el diálogo en búsqueda de soluciones”.
Finalmente, dijo que “se pueden aprobar leyes o decretos con la mejor intención de beneficiar a la gente, pero, sin consenso político y social, terminan siendo simplemente papeles en el cajón de un escritorio”. Ejemplificó que hubo consenso en la sociedad uruguaya para luchar contra el flagelo del consumo de tabaco y que tomó esa lucha como propia más allá de los decretos y leyes.