El Ministerio de Salud Pública (MSP), junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Federación Internacional de Planificación Familiar, a través de Iniciativas Sanitarias, lanzaron la publicación Atención de salud para las mujeres que han sufrido violencia de pareja o violencia sexual, Manual clínico para el Sistema Nacional Integrado de Salud.

En la presentación estuvo presente Lucía Betancur para Fuentes Confiables  y recogió varios testimonios ampliatorios de los datos expuestos.

Según la encuesta de prevalencia de violencia doméstica de 2013 que todavía está en vigencia, el 27,7 % de las mujeres mayores de 15 años que pasaron por algún consultorio de los servicios médicos en el último año (ya sea para un control de embarazo a tomarse la presión) sufrió violencia doméstica, representa casi 1 de cada 3 mujeres, y el 6,7% ataques de tipo sexual. En relación a la violencia psicológica el 23,9% de las mujeres lo admitió y física el 6,3%.

Violencia doméstica hacia la mujer: cualquier acción que limita el libre goce de sus derechos humanos, causada por otra con la que tenga relación familiar, afectivas o de convivencia. Abarca la violencia física, psicológica, patrimonial, incluyendo amenazas, lesiones, daños psicológicos, privaciones.

Violencia sexual: se refiere a los actos sexuales forzados que consisten en: intimidar, amenazar o forzar a la mujer a mantener relaciones sexuales o a realizar cualquier acto sexual en contra de su voluntad; lastimarla durante las relaciones sexuales; obligarla a mantener relaciones sexuales sin protección contra el embarazo o contra las infecciones.

El tamaño de la muestra fue de 1200 casos distribuidos en 5 regiones a nivel nacional en localidades de 5 mil habitantes o más en servicios de salud públicos y privados.

En 7 de cada 10 situaciones de violencia doméstica la mujer declaró convivir con el agresor y en  8 de cada 10 situaciones de violencia doméstica el agresor es varón. En el 41,9% el agresor es su pareja actual. Si además se consideran novios, ex novios o ex esposos, supera el 60% del total de casos.

Más de un 35% de estas situaciones ocurrieron con frecuencia semanal o diaria. El 14% de las situaciones de violencia doméstica identificadas tuvieron lugar cuando la mujer se encontraba embarazada. Casi el 35% de las mujeres considera que fueron hechos bastante o muy graves.

En 2017 se atendieron más de 1.600 situaciones de riesgo: incluye por ejemplo, violencia sexual, acceso a armas, consumo problemático de alcohol u otras sustancias, amenazas de muerte, intento de suicidio, período de separaciones.

La asesora regional en Violencia Familiar de la Organización Panamericana de la Salud, Alessandra Guedes, dijo que Uruguay viene trabajando muy bien el tema y que es un ejemplo para la región porque tiene bajos niveles de violencia de pareja, aunque siga siendo preocupante.

Sobre ese comentario, Irene Petit, responsable del Área de Violencia de Género del MSP opinó que en diálogo con Guedes, tampoco se explicaba cómo se tienen valores bajos en violencia de pareja pero que se destaca los buenos registros que tiene el país porque son confiables. Le consultamos si los registros que tienen se han incrementado y si es así, si se debe a un efecto contagio, dijo que no se han incrementado pero hay oscilaciones.

Para abordar sus situaciones, el Ministerio de Salud Pública, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, elaboró un “Manual clínico de atención de salud para las mujeres que han sufrido violencia de pareja o violencia sexual” que se distribuirá entre los equipos de las instituciones prestadoras para que adapten sus protocolos en esa línea.

El manual le indica al personal médico como debe actuar cuando se les presenta un caso de violencia de pareja o sexual. Además establece los pasos que el profesional debe seguir cuando presume que una persona está siendo víctima de violencia doméstica, y detectar riesgos de enfermedades.

El manual es una versión adaptada con recomendaciones que realiza la OMS y que incorpora por ejemplo, la ley de interrupción voluntaria del embarazo o la de salud mental.

Sobre las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual o violencia física grave y son atendidas en las puertas de emergencia, el manual indica que la atención debe estar basada en tres pilares: contención emocional, anticoncepción de emergencia y prevención de todas las infecciones de transmisión sexual.