En el límite entre Europa y Asia, Ekaterimburgo es la ciudad más alejada hacia el Este de Rusia, entre las que albergarán el Mundial 2018.
Quizás no esté en Siberia, pero la travesía a Ekaterimburgo es larguísima. Son 1.416 kilómetros (880 millas), al oriente de Moscú, es decir la distancia de Londres a Roma.
Si algún visitante contempla aprovechar el servicio gratuito de trenes durante el Mundial, tendrá tiempo de sobra para hacer amistad con los demás pasajeros — Ekaterimburgo está a unas 26 horas desde Moscú.
Este estadio, construido en 1953, es sede de uno de los clubes de fútbol más antiguos del país, el FC Ural. Desde su inauguración se ha renovado en numerosas ocasiones. Lo primero que se notará sobre la Arena Ekaterimburgo son las dos gigantescas tribunas temporales que se levantaron afuera del estadio, o mejor dicho que sobresalen por debajo del techo que cubre las gradas originales.
Según descripciones de los partidos de ensayo que se han disputado en el estadio, el sentarse en la hilera más alta produce vértigo. Las gradas quedaron así porque los organizadores querían preservar la fachada de la década de los 50 y ahorrar dinero en mantenimiento. Luego del torneo, las gradas serán retiradas y el aforo se reducirá de 35.000 a 25.000.
En la construcción de las gradas provisionales con ocasión del Mundial se emplearon abundantes elementos arquitectónicos y decorativos propios del neoclasicismo soviético, junto con artes decorativas en forma de esculturas, jarrones y escudos.
Hay una prisión situada a la vuelta de la esquina, pero ha sido redecorada de modo que los visitantes no se fijen demasiado.
Ekaterimburgo, situada al pie de los montes Urales, fue fundada en 1723 por un decreto de Pedro I el Grande, y se la llamó así por Catalina I (Ekaterina en ruso), la esposa del zar.
En su momento fue el trampolín para la expansión territorial del Imperio ruso en Asia central. Durante el siglo XVIII, la ciudad cobró fama como núcleo de la siderurgia rusa.
Luego de que la Revolución rusa derribó a la monarquía, el zar Nicolás II y su familia fueron exiliados a Ekaterimburgo por sus captores soviéticos y luego fusilados en un sótano. El 17 de julio se conmemorará el centenario de sus muertes.
Hoy es una urbe moderna, habitada por un millón 400 mil personas que la hacen la cuarta ciudad más grande de Rusia por número de población, y cuenta con infraestructuras de primera clase, entre las que figura una eficaz red de metro y un excelente aeropuerto.
Es uno de los centros artísticos más famosos de Rusia y uno de sus principales núcleos deportivos. Ekaterimburgo es la tercera ciudad con más misiones diplomáticas del país (después de Moscú y San Petersburgo).
Para los que quieran aventurarse, la ciudad puede ser el punto de partida a fin de explorar los montes Urales o adentrarse en la región asiática de Rusia.
En la ciudad, se puede apreciar la elegante arquitectura de la era zarista y degustar la cerveza artesanal rusa. Ekaterimburgo fue una de las primeras ciudades que se fascinó con el auge de la cerveza artesanal con las sabrosas IPAs. Allí también se puede visitar el Teatro de la Opera, la Catedral de la Sangre, donde mataron al último zar de Rusia Nicolás II y a toda su familia, el Museo Geológico, donde se puede ver la colección de minerales, una de las mayores riquezas de los Urales, o el museo dedicado al primer presidente de Rusia, Boris Yeltsin.
Ekaterimburgo será sitio de cuatro partidos, todos en la fase de grupos. Los juegos del Mundial serán exhibidos en pantallas gigantes en el Fan Fest de la FIFA que estará en el parque Mayakovsky en el centro de la ciudad.
Egipto y Uruguay se citaron el 15 de junio en el Grupo A, luego Francia y Perú se enfrentarán allí el 21 de junio en el Grupo C.
El siguiente será el Japón vs. Senegal por el Grupo H el 24 de junio, y luego se medirán México y Suecia en el Grupo F el 27 de junio. (D)