El Presidente de Argentina, Mauricio Macri, tuvo el martes un nuevo contacto telefónico con el mandamás de Conmebol. Le pidió que revea la postura de que la final no se dispute en Argentina y llegó a ofrecer la provincia de Córdoba. Se chocó con un “no” rotundo del titular del ente sudamericano. A la par envió a uno de sus interlocutores en el fútbol, Fernando Marín, a confirmarle a D’Onofrio que su intención siempre fue que el partido se juegue. Enojo con Angelici, daños en la imagen y pragmatismo puro.
“Lo peor que puede pasar es que no se juegue por culpa de los violentos, justo a días del G20”, le había lanzado, en una de las conversaciones punto a punto entre Chapadmalal y Madero que tuvieron el domingo a la mañana, Mauricio Macri a Daniel Angelici. Como contó “Doble Amarilla” en exclusiva el lunes, el presidente de la Nación le pidió al mandamás de Boca que evite hacer una presentación para postergar el partido o pedir los puntos y lo conminó a que Boca se presente el domingo a jugar. Angelici, quien el día anterior le había garantizado que no protestaría ante Conmebol, fue cambiando con las horas y terminó por desoír el pedido presidencial.
La protesta formal de Boca ante Conmebol que terminó forzando nuevamente la postergación del partido, produjo un quiebre en la relación Macri-Angelici. En Boca aseguran que fue la primera decisión importante de verdad en la que no concensuaron y en la que el Tano terminó cortándose sólo. La bronca de Macri fue que minutos antes que Gribaudo y Crespi ingresaran al Hotel Alvear Icon para presentar a las autoridades de la Confederación un reclamo formal de 34 páginas, el primer mandatario le había prometido a Domínguez que el partido se jugaba sí o sí ese domingo.
Dicen quienes estuvieron cerca de Domínguez en sus últimas horas del domingo en Buenos Aires que dejó el país prometiendo que la final no se iba a jugar en suelo argentino. “Si hace falta me lo llevo a Asunción”, lanzó en el estribo del vuelo privado que lo devolvió a esa ciudad.
Es por eso que internamente a nadie en el Gobierno, ni en Conmebol les sorprendió cuando Domínguez anunció que la competencia se realizará (ad referéndum de la Unidad Disciplinaria) en el exterior bajo el argumento de que “la Argentina no está preparada para brindar la seguridad para este partido”.
La relación de Domínguez y Macri es muy buena y fluida. Ambos comenzaron a cultivarla gracias a un amigo en común, el expresidente paraguayo Horacio Cartés, quien fue otro que padeció el sábado el desprolijo operativo para ingresar al Monumental.
Es por eso que pasado el mediodía, luego del cónclave de D’Onofrio, Angelici y Domínguez, Macri llamó telefónicamente al Presidente de Conmebol para pedirle que revea la posición de que el partido no se juegue en al Argentina, según relataron fuentes del Gobierno a “Doble Amarilla”. La opción propuesta fue el mismo Monumental o la Ciudad de Córdoba.
Según pudo confirmar “Doble Amarilla”, en la charla, no hubo reproches pero sí se intentó persuadir a Conmebol para que dé marcha atrás. La respuesta desde Luque fue un “no” rotundo. “Macri entiende a Domínguez y no esta enojado con él, sino con la situación”, relata una fuente gubernamental. Y retruca: ”no ayudó para nada la presentación de Angelici. Ahora en Conmebol no quieren más suspensiones ni papelones, necesitan que el partido salga y bien”.
La charla de ayer terminó de ofuscar a Macri con Angelici y todo indica que la relación entre ambos (al menos en el ámbito del fútbol) vuelve a entrar en una etapa de tensión y probable distancia. Algo similar ocurrió a principio de año cuando el Presidente eligió aFernando de Andreis, Fernando Marín y Gerardo de León como sus interlocutores principales con AFA y Superliga en temas como iniciativa para Mundial 2030 o Sociedades Anónimas. Tras el Mundial, la relación futbolera entre ambos empezó a descongelarse y el Tano recuperó protagonismo como nexo entre la redonda y la Rosada.
¿Será por esto que Macri eligió nuevamente en este momento álgido sacar a la cancha a Fernando Marín, a quien Angelici no termina de tragar? En el día de ayer, hubo un contacto entre Rodolfo Donofrio y “El Facha”, como lo llaman al ex Gerenciador de Racing en el Gobierno. El enviado presidencial, que estaba muy apesadumbrado porque ya no le quedan argumentos para defender y reimpulsar una candidatura mundialista para organizar el Mundial 2030 en Sudámerica que, como ya dijimos, está prácticamente sepultada, le confirmó al presidente de River el anticipo de “Doble Amarilla”: que Macri quería jugar el domingo y que hoy su voluntad es que el partido se dispute en Argentina y con público. Hasta le sugirió que sería bueno que el mismo club haga fuerza en Paraguay para que el megaevento vuelva a tierras argentinas. A cambio, prometió todas las garantías de seguridad que antes no se dieron.
¿Pero es esto una alianza entre Donofrio y Macri?, ¿es una traición de Macri a Boca? No, es pragmatismo. El Presidente sabe como nadie el daño que le provoca a la Argentina, a su imagen y a su presidencia que el máximo evento futbolístico de la historia de los equipos más populares del país tenga que realizarse quizás en Miami, Qatar o la vecina Asunción, por falta de seguridad. Es el mismo pragmatismo que tuvo Angelici para reclamar los puntos, desoír a Macri y quebrar el “pacto de caballeros” entendendiendo que si se quedaba de brazos cruzados y perdía en el Monumental, los socios e hinchas lo iban a defenestrar de su oficina en La Bombonera. Y es el pragmatismo que raramente no tuvo D’onofrio para jugar el partido el sábado cuando tenía todo servido para un triunfo futbolístico y político. Descuido que probablemente no esté dispuesto a repetir….