Antonio Ladra, presentó su columna de análisis de actualidad “Lugar a dudas” en Fuentes Confiables, en la cual dio su perspectiva de las elecciones.
A falta de 32 días para las elecciones internas de los partidos políticos, los sondeos de intención de voto de las diferentes empresas encuestadoras comienzan a ser consistentes y a converger en lo que pueden ser los resultados que se darán el último domingo de junio.
Daniel Martínez en el partido Frente Amplio, Luis Lacalle Pou en el partido Nacional y Julio Sanguinetti en el partido Colorado serán, seguramente los ganadores de sus respectivas internas si el panorama se mantiene como hasta ahora. Y como no hay nada que indique que vaya a haber cambios, la mirada se comienza a posar sobre quienes aún hoy se declaran indecisos o votantes anulados o en blanco. Es que, en un escenario apretado, de cabeza a cabeza, como el que se avizora, Luis Lacalle Pou y Daniel Martínez serán quienes disputarán el balotaje y para ello deberán apelar a cambiar la idea del voto en blanco/anulado y llevar para su candidatura a los indecisos.
Los titulares de las empresas encuestadoras son aun cautos y dicen que a esta altura no está nada definido, pero la intuición y el trabajo de campo, en la calle deja claro que ya se palpita esa definición entre Martínez y Lacalle. Vamos a aventurar un ganador entre ellos dos aunque es cierto que falta mucho tiempo e incluso falta saber cómo se posicionarán los otros partidos e incluso cómo se dilucidará la interna de sus dos partidos.
En el Partido Nacional no es lo mismo que el sector de la Larrañaga quede en segundo lugar o que sea el ¿sector? de Juan Sartori, mientras que el Frente Amplio si obtienen la mayoría los sectores más radicales, estos pueden complicar un eventual gobierno de Martínez quien a su vez está en minoría en el seno del partido Socialista.
De todos modos, para noviembre hay un cierto favoritismo para el candidato del Frente Amplio. Hay algunos factores a considerar: El clientelismo. El Frente Amplio, como ocurrió con el partido Colorado, en particular con el batllismo, se ha convertido en un hecho clientelístico cultural más que político y eso, aún a pesar del hastío en que se han sumido algunos sectores de la sociedad, pesa.
Curiosamente fue con Daniel Martínez, cuando su candidatura a la intendencia de Montevideo fue bloqueada en el año 2009 que se empezó a hablar de los enojados de la izquierda.
Hoy hay enojados por la izquierda, porque entienden que los sucesivos gobiernos del Frente Amplio no fueron lo suficientemente de izquierda. Hay también enojados por derecha, digamos, fundamentalmente de clase media media alta, pequeños comerciantes, pequeños empresarios etc. que habían prestado su voto a la izquierda y sienten que no fueron tenidos en cuenta, que se los ha castigado demasiado, son los que sienten los problemas económicos.
Estos enojados tienen, sin embargo, una sensibilidad digamos de izquierda ante la disyuntiva no se bancan un gobierno blanco, y su candidato, LLP, según una encuesta de Equipos tiene un 54% de antipatía.
Según esta encuesta de Equipos la mayor antipatía la recibe Edgardo Novick: 57%; le siguen en los puestos más altos, Lacalle Pou 54% y Larrañaga 53%.
Estos enojados, que hoy pueden estar en otras filas como la Unidad Popular o el PI o entre los indecisos serán reactivos a votar a LLP cuando vean la política de alianzas, cuando se sumen Novick, Manini.
Y estos pocos votos serán a la postre quienes volcarán la balanza. Conozco muchos casos. Reitero: no es científico, es olfato, es hablar con gente en la calle, en el bar, en el ómnibus, en las reuniones.
Es por eso que habrá un cuarto gobierno del Frente Amplio, quizás el último de la serie si al final no hay una buena gestión. Para Daniel Martínez se viene un tiempo desafiante.
El Uruguay quedará, como ha ocurrido desde por lo menos el gobierno de Jorge Batlle, dividido en dos partes casi iguales. No será cualquier país el que heredará.
Para este nuevo período hay que pensar en hacer reformas, ineludibles, como la de la seguridad social que hay que atacar de una manera integral para reducir las pérdidas del sistema.
También habrá que hincarle el diente al desquiciante déficit fiscal que ahoga al país y fundamentalmente, habrá que dar competitividad a la producción nacional, la que sale de la tierra, pero también la que sale de la inteligencia de los uruguayos.
El próximo Poder Ejecutivo va a tener que negociar mucho en el Parlamento y, de antemano, parece que no será muy fácil, aunque puede que tampoco sea tan tremendo porque todos los partidos están de acuerdo en que hay que hacer reformas. El punto es cómo se harán y la velocidad de las mismas.
Quizás el mayor escollo no esté en el parlamento sino en el PIT CNT que se ha convertido en un actor de peso ineludible y muy difícil de conformar.
Los tiempos por venir se presentan difíciles. No es una buena herencia la que recibirá el próximo inquilino de la Torre Ejecutiva. Si es el socialista Martínez habrá cierta condescendencia, pero no mucha, de parte de la ciudadanía y en especial el PIT CNT, porque al fin y al cabo es uno de los suyos (si es presidente será el primer dirigente sindical en llegar a ese cargo).
Pero si es Lacalle Pou, será diferente: ya lo advirtió a través de una alusión el propio presidente de la central sindical Fernando Pereira en el acto del 1° de mayo. “Acá al neoliberalismo lo vamos a enfrentar desde el primer día. Si hay políticas neoliberales, privatizadoras y desreguladoras, las vamos a enfrentar desde el primer día y desde la primera hora”.
La alusión a la oposición es obvia. El PIT CNT considera a toda la oposición como adalides del neoliberalismo, más allá de lo que digan los programas de gobierno. Más allá incluso que Martínez haya dicho que, por ejemplo, la reforma portuaria que se instrumentó durante el gobierno neoliberal de Luis Lacalle de Herrera fue una buena iniciativa.
La mayoría parlamentaria que tuvo Vázquez no pudo ocultar la realidad de que el país está dividido y donde ambas partes hicieron bien poco para evitar esa división entre la gente. Basta leer las redes sociales, el ágora moderna, para ver cuál es el estado espiritual de los uruguayos o por lo menos de una gran parte de ellos. Imaginemos ahora como será sin mayorías parlamentarias. Por eso, como cantaba Luca Prodan, “…mejor no hablar de ciertas cosas”.