Como todos los viernes a las 8:00 en Fuente Confiables por 970 Universal presentamos el espacio de análisis y encuestas de Factum. Hoy estamos con el sociólogo Eduardo Bottinelli presentando un análisis respecto a un tema recurrente en las encuestas de intención de voto ¿qué significan los indecisos en las encuestas?

Andrés Rega: Eduardo, ¿por dónde encaramos este análisis?

EB: Nosotros hemos estado insistiendo mucho cada vez que presentamos aquí en Fuentes Confiables las encuestas de intención de voto en que hay que prestar especial atención a los resultados en general de las distintas encuestas, y hemos hecho hincapié muy especial en la forma en que se realizan las preguntas en las distintas encuestas que se publican. En el día de hoy nos vamos a centrar en el tema de los indecisos.

Si tomamos en cuenta los porcentajes acumulados de todas las opciones residuales de las tres instituciones que realizan encuestas científicas desde hace más de 25 años en el país: Cifra, Equipos y Factum (aclaro que dejamos fuera de la comparación a Radar debido a que sus encuestas son a través de Internet autoadministradas, mientras que las que comparamos ahora son encuestas personalizadas), tomando entonces a esas 3 instituciones encontramos los siguientes resultados:

  • Para Factum los números son 13% y 12%.
  • Para Equipos Consultores son 23%, 25% y 25%.
  • Para Cifra los datos son 40% y 35%; pero en la última medición presentó una segunda pregunta, con un cambio metodológico, y el número baja al 17%.

Tenemos entonces cuatro niveles de “indecisos”: 12-13%, 17%, 23-25% y 35-40% ¿Qué es esto?

 

AR: Son diferencias muy importantes, muchas veces nos preguntamos a qué se debe eso ¿Qué es lo que provoca esas diferencias?

EB: Lamentablemente no existe ninguna herramienta, al menos por el momento, que nos permita tener un instrumento de medición como un termómetro, es decir, colocar en algún sitio un artefacto y que nos mida la intención de voto de la población.

Los datos de intención de voto y los indecisos surgen a partir de la utilización de una técnica cuantitativa, las encuestas, que consisten en principio en seleccionar individuos de una población determinada mediante una muestra y un método de selección; a esos individuos hay contactarlos sea en forma personal, telefónica u on line (por autoselección y autoadministración). Luego de haber contactado a la persona se aplica el conjunto de preguntas definidas en el cuestionario, y las respuestas del cuestionario se recogen por un método determinado. Luego esos datos se procesan, se ponderan en caso de ser necesario y se analizan.

Todo ese proceso es parte de una investigación científica, que como toda investigación trae aparejado por un lado muchos pasos y por el otro implica muchas definiciones teóricas. Pero además, esos datos que habitualmente presentamos como número único para cada partido o para cada opción de respuesta, en la realidad no es un número único, sino un número central dentro de un rango, el famoso más/menos del margen de error estadístico, y ese rango estadístico va a depender también de cuál sea el nivel de confianza elegido en el análisis (1 sigma, 2 sigmas u otros), cuánto mayor sea el nivel de confianza elegido, mayor será el margen de error y por ende el rango en que se mueve un determinado resultado también será mayor.

 

AR: Vos decías al arranque que más allá de esos temas estadísticos, lo central que querías plantear tiene que ver con el cuestionario o en la formulación de las preguntas. 

EB: Efectivamente, lo relevante son las preguntas (el cuestionario), la forma de recolección de las respuestas y la categorización de esas respuestas. Como hemos mencionado en anteriores oportunidades, todas las metodologías son válidas siguiendo determinados patrones, y el uso de una u otra metodología son opciones de carácter técnico.

Cuando analizamos la formulación de las preguntas que se vienen realizando, encontramos entonces hay dos formulaciones diferentes.

Factum desde 1991 desarrolla la pregunta principal como “Imagine que haya elecciones de presidente y parlamento el próximo domingo ¿a qué partido político votaría?”. Es decir, pone en la cabeza de la gente un imaginario de elecciones presentes e interroga sobre cómo piensa que actuaría en caso de que ese imaginario existiese. Cifra utiliza una formulación conceptualmente similar, algo más sucinta: ““Si el próximo domingo hubiera elecciones nacionales, ¿a cuál partido votaría?”.

En cambio, Equipos Consultores pregunta “Como Ud. sabe, en el año 2019 habrá elecciones nacionales, para elegir presidente y parlamentarios. Si las elecciones fueran hoy, ¿Ud. ya tiene decidido a quién votaría?” Esa formulación es muy diferente a las dos anteriores (Factum y Cifra). Primero porque el escenario inicial que pone en la cabeza del encuestado son las elecciones del próximo año (escenario real), pero la pregunta continúa con un cambio de vector y se dirige a la hipótesis del voto en la actualidad; entonces puede surgir la duda si el encuestado al responder tiene la cabeza puesta en las elecciones del año que viene o en el imaginario de elecciones hoy; probablemente unos piensen en el 2019 y otros en el imaginario actual. Lo segundo diferente es que planteado el imaginario de elecciones hoy, no se pregunta una predisposición sino una decisión: “si las elecciones fueran hoy … tiene decidido …” Por tanto, la posibilidad de respuesta positiva se reduce, pues lo que se pide en la formulación de la pregunta es el resultado de algo decidido sobre un escenario imaginario.

Pero además hay una segunda diferencia, tanto o más sustantiva que la anterior y que ya hemos mencionado al pasar en análisis anteriores. Factum completa la formulación de la pregunta con la mención (con rotación aleatoria) del nombre de cada uno de los partidos hoy habilitados. Cifra y Equipos Consultores, en cambio, no mencionan la nómina de partidos, recogen una respuesta abierta, espontánea.

En este sentido hay mucha experiencia y la teoría metodológica es consistente en señalar que la forma abierta o espontánea recoge menos respuestas que la mención o recordación de las opciones existentes. Ello lo comprueba últimamente la encuesta de Cifra cuando presenta los datos con las dos metodologías. Cuando presenta la pregunta original, abierta, el total de opciones residuales (“indecisos” y demás) es del 35%; cuando presenta la segunda pregunta, una repregunta y se indican las opciones de voto, ese porcentaje baja del 35% al 17%.

Entonces, como decíamos, todas las metodologías son científicamente válidas, lo que importa es relacionar cada presentación de resultados con la metodología correspondiente y no comparar lo no comparable. No es lo mismo preguntar sobre un imaginario de elecciones hoy, que poner en la cabeza del encuestado las elecciones del año que viene; preguntar un condicional sobre el imaginario, que preguntar si tiene una decisión tomada; mencionar a todos los partidos que dejar la respuesta en forma espontánea, incluso tampoco es lo mismo mencionar a todos los partidos siempre en el mismo orden que mencionarlos en forma aleatoria (a cada encuestado se le presenta en distinto orden a los partidos).

 

AR: ¿Y qué podemos decir sobre los indecisos? Más allá de saber cuántos son ¿Qué representan o cómo se comportan por ejemplo?

EB: Sí, yendo un poco más allá de los indecisos, cuando se realiza una encuesta de intención de voto, además de las respuestas que mencionan a los distintos partidos, podemos tener opciones diferentes que pueden ser: voto en blanco, voto anulado, no voto a ninguno, no sabe, no contesta. Y estas respuestas también son analizadas y presentadas con diferente nivel de agregación o desagregación.

La mención de voto en blanco y de voto anulado (o voto en blanco/anulado) no necesariamente implica una predisposición real del voto en ese sentido, sino que muchas veces -a veces la mayoría- esconde un nivel de insatisfacción coyuntural con las opciones políticas (de partidos o de candidatos), y en especial suele expresar una insatisfacción con el propio partido de su pertenencia, preferencia o voto anterior. En esta versión, es asimilable a la expresión “voto a ninguno”. La suma de estas categorías (en blanco, anulado, ninguno) viene adquiriendo en los últimos periodos interlectorales niveles significativamente altos en relación al voto en blanco/anulado que luego se emite en las siguientes elecciones.

En los dos periodos interelectorales anteriores se registra una media del entorno del 12-13%; sin embargo, el voto efectivamente emitido en blanco y anulado se mueve desde 1989 alrededor del 3% (2,8% en 2009 y 3,3% en 2014). Por tanto, lo observado en el período interlectoral duplica, triplica y hasta cuadruplica el voto real hacia el voto en blanco y anulado.

 

AR: Entonces esa insatisfacción con su partido de simpatía o pertenencia que lleva a decir a la gente que no votaría a ninguno o que lo haría en blanco o anulado, y después el voto en blanco y anulado termina siendo más o menos el mismo, ¿para dónde va? ¿cómo se hace para entender ese fenómeno?

EB: Una de las teorías centrales que están detrás de este punto es la llamada “espiral del silencio” que estableció Noelle-Neumann en hace más de 40 años.

Para lo que estamos viendo ahora, lo que resulta importante para describir es la actitud de silencio que asume el sector de la población que sostiene posiciones diferentes a su contexto social o a la opinión dominante que emerge en los medios públicos. Esto conduce en término de encuestas al no contesta y a formas de otras opciones residuales (el no sabe, en blanco/anulado), es decir, a lo que muchas veces se ha llamado el voto silencioso o el voto oculto.

En Uruguay este voto oculto estuvo históricamente relacionado con el Partido Colorado y se expresa en la constante subrepresentación del voto colorado en las encuestas hasta el año 1999. Los cambios que se han ido produciendo en las últimas dos décadas, y los estudios realizados sugieren que hay muchos elementos para inferir que a partir de las elecciones del año 2009, y con más fuerza en las elecciones pasadas del 2014, y que también se está dando en el actual periodo interelectoral, ese voto oculto conlleva a una subrepresentación de la declaración de voto al Frente Amplio, que aparece como opinión discrepante con el escenario dominante que emerge en los medios públicos.

 

AR: Ya hemos recorrido muchos puntos sobre un tema que despierta siempre interés y que muchas veces quizás no le prestamos el suficiente tiempo a analizarlo, ¿algún apunte final que te parezca para cerrar Eduardo?

EB: Como resumen podemos decir que un nivel de “indecisos” del 35% o aún del 25% obtenidos mediante preguntas abiertas, apenas se afine o profundice la metodología y se pregunte con opciones explícitas, baja al 12-13% (o en algún caso, al 17%).

Entonces, es necesario tener mucha prudencia al manejar el nivel de “indecisos”. Es necesario explorar cuándo y hasta dónde son verdaderamente indecisos y cuándo son personas que no determinan su preferencia en el momento presente en función de la metodología empleada, o cuándo ocultan el voto (y cuántos son estos); no comparar lo que no es comparable.

Entonces, reiterar el concepto central de lo que venimos analizando y que es muy importante. Es muy probable que la enorme diferencia de porcentajes sobre los llamados “indecisos” entre las encuestadoras sea más una diferencia de metodología de relevamiento (cómo se pregunta y cómo se obtienen las respuestas) a que se deba a diferencias de cualquier otro tipo.

 

Aquí compartimos el audio completo de la columna de FACTUM: