Julián Schweizer, surfista y medalla de plata en los Juegos Panamericanos, pasó por los micrófonos de Jarana y habló sobre el tema del día: «Cumplir los sueños», algo muy particular para quien se dedica a un deporte que tiene escasa popularidad en nuestro país.

Foto: Twitter personal de Julián Schweizer

Un buen año personal y para el surf

«Fue un año largo, con muchas cosas soñadas y con muchos objetivos cumplidos, pero también con algunos sueños que me quedan por concretar. La medalla en los Panamericanos fue un gran sueño, conseguir un campeonato del ciclo olímpico es increíble y para un surfista era impensable».

«Que el surf sea una disciplina olímpica es un gran reconocimiento porque a la vista de muchos pasamos a ser atletas, por más que uno ya lo era antes de que esto pase. La mayoría de las personas nos veían como unos vagos que estábamos patas para arriba en la playa».

El camino hacia las tablas

«Vencer mis miedos fue lo más difícil en el camino. Uno tiene un sueño y por suerte lo pude descubrir de chico, siempre saber lo que quiero y hacia dónde voy, pero eso conlleva a que en el camino aparezcan obstáculos. Vencer esos obstáculos y esos miedos fue lo más duro de lo que estoy viviendo hoy en día».

«Primero convencí a mi madre que fue bailarina de danza contemporánea. Le dije a mi madre que si ella vivió su sueño por qué yo no podía cumplir el mío. Después me ayudó a convencer a papá pero lo más difícil fue convencer al resto del núcleo de la familia, ellos fueron bastante criticados por defenderme ante sus amigos, mis abuelos, les parecía una locura que con 17 años me fuera a Costa Rica y dejara el liceo».

La preparación

«Tengo un psicólogo, un preparador físico, una entrenadora técnica… La parte física para los surfistas es muy importante, depende del día de la semana qué rutina hago. La movilidad y la flexibilidad son dos cosas que las utilizo muchísimo».

Lejos del paisito

«Extraño la familia, los amigos, el entorno, el asado, el poder comprar yerba en el supermercado y no tener que pedirle a cada persona que viene a Costa Rica. Cuando uno está entrenando, surfeando, capaz que no se da cuenta pero cuando bajás de la rutina o te enfermás es cuando más extrañás, sobre todo a la familia».