Alfredo Rama y Alfredo González, del Centro de Industriales Panaderos del Uruguay, estuvieron en De taquito a la mañana para hablar sobre la iniciativa del Centro para colaborar con la Fundación Pérez Scremini: por cada pan dulce artesanal vendido en panaderías de barrio, se beneficiará a la Scremini.

“Según la leyenda, el panettone surge por una historia milenaria de amor italiana que se llamaba ‘el pan de Tony’”, comentaron. “Luego llegó el pan dulce, que es diferente, porque es un pan que fue modificado por los inmigrantes. Se le coloca fruta abrillantada y nueces o pasas de uva. El pan dulce se define por la masa. Más tarde llegan variaciones como el pan dulce con chispas de chocolate».

Rama explicó que rige una normativa de bromatología que requiere que el pan dulce debe tener al menos un 15% de fruta abrillantada. “Al pan dulce se le coloca ron, naranja, e incluso se puede utilizar alcohol. Antes se le colocaba anís, pero queda un poco fuerte”.

«El Centro de Industriales Panaderos tiene una escuela en la que se dictan cursos de panadería y en un año ya se podría decir que una persona ya podría hacer un buen pan dulce”, dijo González.

«Se eligió el pan dulce porque es el más emblemático, pero muchas panaderías están haciendo la promoción también con el budín inglés», contaron.

González ganó el premio el mejor confitero de las Américas en Lima, Perú y logró el segundo lugar en la categoría panadero.

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