«Estados Unidos es el país más justo y excepcional que haya existido en la Tierra», dijo el presidente.
Sin respetar la distancia social y sin máscaras, el presidente Donald Trump hizo un discurso conmemorativo del 4 de julio, Día de la Independencia, en la montaña Rushmore enfocado a conmemorarse a si mismo y a sus bases, de marcado carácter divisivo y confrontacional, descalificando como “difamadores de nuestros héroes” y “destructores de nuestra herencia” a los que protestan en las calles buscando justicia racial.
En un anfiteatro repleto, su alocución podría haberse celebrado hace un año o dos, porque en sus casi 45 minutos de intervención hizo una alusión de dos segundos al virus, como si en el país no hubiesen fallecido cerca de 130.000 personas y haya más de 2,7 millones de infectados, en un momento en que la pandemia repunta de forma generalizada en Estados Unidos, con siete días consecutivos de récord de nuevos casos.
Precisamente, una de las infectadas en Kimberly Guilfoyle, la novia de Donald jr., el primogénito del presidente. En sus casi 45 minutos de intervención hizo una alusión de dos segundos al virus.
“Nuestro nación es testigo de una despiadada campaña para aniquilar nuestra historia, difamar nuestros héroes, borrar nuestros valores y adoctrinar a nuestros niños”, sostuvo Trump.
“Turbas coléricas están intentando derribar las estatuas de nuestros fundadores, desfigurar nuestros más sagrados memoriales y desatar una ola de crímenes violentos en nuestras ciudades”, remarcó.