Por Antonio Ladra.

Hace unos días, reapareció en escena y en un acto central del Frente Amplio el ex vicepresidente de la República Raúl Sendic.

La participación de Sendic, en ocasión del aniversario del Frente Amplio en un acto a través de zoom, junto con otras figuras políticas de la izquierda como Mario Bergara, la exministra Marina Arismendi y el secretario de la coalición Rafael Michelini, no pasó desapercibida. Y menos aun cuando después, el senador Danilo Astori, quien también participó de la actividad, justificó, en diálogo con los colegas de Las cosas en su sitio de radio Sarandí, la presencia del ex vicepresidente a pesar de haber incurrido en desvíos y haberle hecho mal a la coalición. Para Astori, a Sendic hay que darle una oportunidad para enmendar su conducta.

La respuesta de Sendic no se hizo esperar. Lo hizo a través de tuiter: “Danilo, comprate un espejo antes de hablar de ética y de errores”, escribió.

Que Astori, quien fue el conductor de la política económica durante los 15 años de gobierno de la izquierda, aun en lucha contra un ministerio paralelo y una caja paralela, durante el gobierno de José Mujica, justo cuando Sendic presidió Ancap, cometió errores no hay duda.

Por ejemplo, apoyó hasta el final a Juan Carlos Bengoa, en su gestión en los casinos, creyendo en su inocencia. Se jugó a una salida que no fue tal para la aerolínea Pluna a través del grupo Campiani.

Pero tanto Tabaré Vázquez en sus dos gobiernos, como el propio Mujica, le deben sus triunfos a Astori, no solo por lo que representaba, sino por lo que hizo y también por lo que evitó durante esos 15 años.

Lo que no pudo evitar o no quiso porque no tendría fuerzas desde el punto de vista político, fue haber frenado el ascenso de Sendic, quien hoy lo quiere hundir con un tuit que alegra a blancos y colorados y ahora preocupa a la dirigencia del FA.

Sendic mintió durante casi 30 años sobre su condición de profesional universitario. Se hacía llamar Licenciado en genética humana, recibido con honores y medalla de oro en Cuba, cuando en verdad no lo era. Montado en esa mentira fue avanzando en su carrera política hasta terminar en la Vicepresidencia de la República cuando asumió el 1º de marzo de 2015.

Sendic mintió porque mantuvo su condición de Licenciado cuando asumió por primera vez como diputado, en representación del Movimiento 26 de Marzo en acuerdo con el Movimiento de Participación Popular. Mintió a los senadores y a los presidentes, Tabaré Vázquez por dos veces y José Mujica, cuando presentó sus antecedentes para obtener la venia del Senado a efectos de ingresar al Directorio de ANCAP por dos veces y para ser ministro de Industria. Mintió cuando integró la fórmula presidencial ganadora de las elecciones de 2014 y mintió cuando se presentó a sí mismo como licenciado en varias entrevistas periodísticas. Siguió mintiendo desde el cargo de vicepresidente, cuando se reunía con sus colegas ministros y cada vez que representó al gobierno en el exterior. Mintió en los juzgados. Mintió siempre, a pesar de que la actual senadora Lucía Topolansky, en un afán casi maternal de protección, haya dicho que vio el título.

No es una mera anécdota esto, es grave porque a pesar de haber renunciado a la Vicepresidencia, en medio de un Plenario del Frente Amplio que se había reunido para analizar justamente ese caso, lo hizo acusando al resto de sus compañeros, a la oposición y a la prensa, sobre todo, de haber montado una conjura internacional para atacarlo (¿se acuerdan del Plan Atlanta?), vaya a saber con qué inconfesables intenciones.

Sendic nunca dijo la verdad, nunca pidió disculpas. Engañó y se enredó en sus propios engaños. Luego, el tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, primero y la Jutep después lo enterraron por el uso, para gastos personales, de las tarjetas corporativas de Ancap cuando fue presidente del ente. Hablamos entonces de corrupción.

Sendic sumó a su ficha haber sido procesado penalmente por los delitos de peculado y abuso de funciones.

Sendic fue una brasa ardiendo en la campaña electoral. Tres precandidatos, de los cuatro precandidatos: Carolina Cosse, Mario Bergara y Daniel Martínez, no lo quisieron en la campaña; solo lo acunó Oscar Andrade.

Hoy tras el tuit de Sendic, tras esas 13 palabras y una conjunción, en el Frente Amplio hay preocupación. Tarde han reaccionado. El FA no se puede ahora montar en el DeLorean, aquel coche de Volver al Futuro que permitía viajar en el tiempo, para poder cambiar la historia.

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