Se lo acusa de corrupción y tráfico de influencias.
Un tribunal declaró al expresidente de Francia (2007-2012) Nicolas Sarkozy, de 65 años, culpable por haber intentado sobornar a un juez y por tráfico de influencias, condenándolo a tres años de cárcel, con dos en suspensión. Es la primera vez, durante la V República, que un presidente francés es condenado a prisión firme.
Sarkozy era considerado hasta ahora un posible aspirante otra vez a la presidencia, una posibilidad que, obviamente, se evapora. Sus abogados tiene diez díaz para presentar un recurso y que se realice un nuevo juicio.
El actual jefe de Estado, Emmanuel Macron, mantiene una relación muy cordial y fluida con Sarkozy. Le consulta e incluso le ha encargado misiones oficiales. Macron ha echado mano de personas que trabajaron para él. Por ejemplo, el hoy primer ministro, Jean Castex, procede de la derecha y fue secretario general adjunto del Elíseo durante la presidencia de Sarkozy.
Sarkozy tiene otras causas abiertas muy graves, el caso Bygmalion, por la sospecha de haber financiado ilegalmente su campaña para la reelección en el 2012. Al exjefe del Estado se le acusa también de haber recibido dinero del régimen libio de Moamar el Gadafi para costear la campaña del 2007.
El caso objeto de la sentencia de hoy se destapó gracias a las escuchas telefónicas ordenadas mientras se investigaba otro affaire. Sorprendió que Sarkozy y su abogado usaran teléfonos móviles que no estaban a su nombre, unos métodos más propios de delincuentes que de alguien que había ocupado la más alta magistratura del Estado.
Foto: EL PERIÓDICO DE ARAGÓN