El científico Carlos Vera preguntó a los oyentes de Punto de Encuentro si enchufarían su cerebro a internet.

En 1920 se descubrió que a partir de un encefalograma se podía registrar la actividad bioeléctrica cerebral. Cada cosa que pasa en nuestro cerebro y cada orden que da al resto del cuerpo genera un pulso eléctrico dentro de nuestro cerebro. Con los electrodos en la cabeza se traducía la información obtenida en un gráfico. Para cada acción se puede saber, a partir de un encefalograma, qué parte del cerebro es la que se está afectando.

Actualmente se le dio a un grupo de voluntarias una hoja con 36 palabras que sonaban en forma similar. Se les pidió que las repitieran para ver cómo se comportaba el encefalograma. A las mismas personas se les pidió que no la dijeran, sino que la pensaran. En el encefalograma apareció el mismo rastro.

Si pudiera invertirse el mecanismo del encefalograma y cambiar la dirección de la información, podríamos recibir el conocimiento en forma pregrabada y transmitido por las ondas al lugar del cerebro que las acumula.

Elon Musk, el primer millonario del mundo, quiere hacerlo pero reduciendo al mínimo el tamaño de algo que pudiera implantarse entre el cráneo y el cuero cabelludo para que sea poco invasivo y con mucha capacidad.

 

Escuche la columna de Carlos Vera en Punto de Encuentro

   Imagen: The Technoskeptic